Integrar ecosocialmente a los últimos
Esta frase define el propósito de la Casa Escuela Santiago Uno para calidad.
Los “últimos” hace referencia a los alumnos con menos oportunidades. Es un guiño a Milani que usaba esta terminología para los chicos de los pueblos que tenían que trabajar antes de ir a la escuela y que sus padres no les podían dar clases particulares.
En nuestro caso son alumnos de protección a la infancia con familias vulnerables por circunstancias socioeconómicas. También inmigrantes con imposibilidades legales para poder estudiar o trabajar hasta conseguir la ley de arraigo. Leyes injustas que impiden una vida digna.
Integrar por medio de estudios de formación profesional desde grado básico, medio y superior. Con currículum abierto trabajando por proyectos útiles para la vida de los chicos y de la sociedad. Atención psicológica con un modelo constructivista sistémico y centrado en soluciones. Teniendo el arte como recurso para trabajar las emociones desde la escuela de circo y de cine.
Fundamental para integrar considero la vocación de los educadores, el voluntariado y el trato familiar.
Además de integrarse en la sociedad como ciudadanos que aportan su talento queremos contribuir a mejorarla. La igualdad de oportunidades para menores desfavorecidos es una batalla pendiente.
La responsabilidad ecológica con nuestro planeta se demuestra en nuestro centro Lorenzo Milani, salvando aves rapaces, haciendo nidos, hoteles de insectos, jardines, etc. También con nuestra cooperativa de iniciativa social y empresa de inserción recuperando oficios perdidos e interviniendo educativamente en barrios como Puente Ladrillo.
Hemos buscado más frases. Buscar un porvenir posible para los últimos. Recuperar la ternura y curar rencores.
No podemos ser triunfalistas. Por mucho que intentamos compensar las secuelas de una infancia dura sigue siendo insuficiente para algunas chicas y chicos.
Debemos influir en un cosmos familiar y cultural porque los chicos tienen demasiados frentes abiertos que no dependen de ellos.
Tengo la impresión que cada vez hay más últimos sin salir del país, cada vez hay más desigualdad a la que contribuimos desde la escuela. Cuando vamos a Marruecos en verano con nuestros chicos que pasan de infractores a misioneros y de protegidos a protectores comprobamos que seguimos siendo afortunados.
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