Durante el siglo XXI la comarca de Vitigudino ha perdido el 36% de su población

La escasez de alternativas laborales para la mujer, la falta de empleo cualificado y la merma en servicios básicos como la sanidad, la educación o el transporte público se sobreponen a otras ventajas que ofrece el medio rural, o al menos los pueblos de la comarca de Vitigudino. Su tranquilidad, la ausencia de polución, el contacto con la naturaleza o una alimentación más sana, en definitiva, una vida más natural, o las actuales ayudas a la ganadería o al autoempleo no son suficientes para retener a los jóvenes cuando finalizan o dan por finalizada su formación académica.

Por tanto, se echan en falta políticas de descriminación positiva para quienes viven en el medio rural, leasé mayores ayudas a los ganaderos y autónomos que se instalan en zonas deprimidas o distantes de los grandes núcleos de población, mayores ayudas de acceso a la vivienda, al transporte, una sanidad de mayor calidad a la actual, mejores vías de comunicación, telecomunicaciones e Internet..., por poner algunos ejemplos.

La mayoría de sus habitantes opina que se ha llegado a un punto de 'no retorno', y que únicamente un golpe de suerte puede cambiar el destino de la comarca. Solo unos pocos, los más optimistas, se resisten a pensar que la suerte está echada y que es posible recuperar las escuelas con niños, una realidad que sería factible solo si se aplican medidas que primen a los habitantes de estas zonas por encima del resto, porque de lo contrario únicamente se conseguirá alargar su agonía.

Al menos esto es lo que se desprende si echamos la vista atrás y reflexionamos sobre los motivos por los que comarcas como la de Vitigudino continúan perdiendo población cada año. Según los últimos datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística, publicados ayer martes y que corresponden al padrón definitivo a 1 de enero de 2023, los 55 municipios de la comarca de Vitigudino perdieron el 36 % de su población en lo que llevamos del siglo XXI, y el 18,70% los últimos diez años. Actualmente, los 55 municipios de la comarca mantienen una población de 14.555 habitantes frente a los 17.903 de 2013 y los 22.763 del año 2000, y lo que es peor, el 45% de sus habitantes en la actualidad sobrepasan los 65 años debido al bajo índice de natalidad ante la escasez de jóvenes.

En datos porcentuales, los municipios que más población perdieron en este siglo XXI fueron Ahigal de los Aceiteros, Cerralbo, Iruelos, La Peña, Peralejos de Arriba y Sobradillo, todos ellos con una merma poblacional del 50% o más de sus vecinos. Pero no menos preocupante es que en la última década 15 municipios perdieron el 25% o más de sus habitantes: Ahigal de los Aceiteros, Almendra, Cabeza del Caballo, Cerralbo, Encinasola de los Comendadores, Iruelos, Masueco, Mieza, El Milano, La Peña, Peralejos de Arriba, La Redonda, San Felices de los Gallegos, Saucelle y Sobradillo.

Y el último dato, aún más preocupante, es que de los 55 municipios, 18 tienen 100 o menos habitantes. El último en incorporarse a la lista ha sido Ahigal de los Aceiteros, una relación en la que se encuentran Ahigal de Villarino, Barceo, Brincones, Cerezal de Peñahorcada, Espadaña, Fuenteliante, Iruelos, El Milano, Moronta, La Peña, Peralejos de Arriba, Pozos de Hinojo, Puertas, La Redonda, Sánchón de la Ribera, Villar de Samaniego y Villarmuerto. Y a las puertas de los 100 habitantes se encuentran Olmedo de Camaces, Saldeana y Villares de Yeltes.

En cuanto a número de habitantes perdidos, son los municipios de mayor población los que encabezan la lista por esa misma razón, aunque con algunas diferencias. A la cabeza se encuentra Vitigudino con 456 habitantes perdidos en la última década, seguido de Lumbrales con 254 y Villavieja con 216 a pesar de tener menos población que Aldeadávila, que perdió en ese periodo 193. También Hinojosa de Duero superó a Villarino en pérdida de población, 130 frente a 104 y ello a pesar de que el último es ligeramente mayor.