En el marco de la Estrategia Nacional para la Conservación del Lince Ibérico y del compromiso de Castilla y León de realizar su reintroducción donde ecológica y socialmente sea viable, la Junta ha concluido los primeros trabajos técnicos para la valoración de áreas susceptibles de albergar poblaciones de esta especie
La Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio ha iniciado los trabajos para estudiar la viabilidad de la reintroducción del lince ibérico en Castilla y León. Los estudios realizados hasta la fecha, centrados en determinar aquellas áreas que cuentan tanto con una calidad del hábitat adecuada para la especie, como con una presencia abundante de poblaciones de conejo han permitido delimitar dos posibles áreas de reintroducción en Castilla y León: Cañones del Duero en Zamora y el Cerrato en Palencia. Ambas cumplen con los parámetros mínimos establecidos en el protocolo para la selección de áreas de reintroducción.
Estos criterios, muy exigentes, establecen una superficie continua mínima de 10.000 hectáreas de hábitat adecuado –entendiendo como tal la intersección de una estructura y de una densidad de conejos adecuadas– de cara a permitir obtener una población de lince ibérico viable a largo plazo. Concluida esta fase, en las próximas semanas se iniciará un trabajo de comunicación del proyecto a la población local y al resto de implicados para lograr el necesario apoyo social.
Esta primera fase de los trabajos técnicos ha sido validada recientemente por el Grupo de Trabajo del Lince Ibérico, perteneciente al Comité de Flora y Fauna –órgano de la Comisión Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad encargado de coordinar actuaciones relativas a la conservación de las especies de la flora y de la fauna silvestres a nivel estatal, así como de las derivadas del cumplimiento de convenios internacionales y de la normativa comunitaria–. El Comité está integrado por representantes de las comunidades autónomas y del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Para seguir avanzando en estos trabajos, durante esta semana Castilla y León ha recibido la visita de un equipo técnico de expertos en la especie de la Junta de Andalucía, Junta de Comunidades de Castilla La Mancha y Fundación CBD-Hábitat, que han examinado las áreas de Cañones del Duero en Zamora y el Cerrato en Palencia. Este equipo, perteneciente al Life Lynxconnect, ha podido valorar sobre el terreno las características de ambas zonas, asesorando sobre posibles actuaciones a acometer para la reintroducción de la especie.
Divulgación del proyecto
Como ya se ha indicado, durante las próximas semanas se iniciará una nueva fase, donde además de completar la evaluación técnica de esta iniciativa, se realizarán los trabajos correspondientes de comunicación, divulgación y participación pública para informar a los agentes locales sobre esta propuesta de reintroducción del lince en Castilla y León. El objetivo es evaluar la aceptación de este proyecto por parte de los alcaldes, vecinos, propietarios de los terrenos, agricultores, cazadores y ganaderos y, en su caso, con el apoyo de los agentes locales afectados avanzar en la materialización de este proyecto de reintroducción.
El lince ibérico se extinguió en Castilla y León en la década de los ochenta o principios de los noventa del siglo pasado, coincidiendo con un importante declive en las poblaciones de conejos debido a la aparición de la denominada Enfermedad Hemorrágico Vírica, que atacó a las poblaciones de conejo a nivel mundial y castigó severamente a las poblaciones ibéricas, previamente mermadas por los efectos de la mixomatosis, llegando en muchos casos a la práctica desaparición del conejo silvestre en zonas donde era tradicionalmente abundante. Las últimas poblaciones de lince en Castilla y León se han documentado en el Sistema Central occidental (Salamanca) y en el entorno de Gredos y Alto Alberche (Ávila), existiendo también citas de la especie de esta época en la provincia de Zamora.
Esta especie, que únicamente vive en España, se encuentra catalogada en peligro de extinción, habiendo estado al borde de su extinción global a principios de este siglo, quedando solo dos núcleos aislados con menos de 50 individuos adultos. Desde el año 2002, los sucesivos programas de conservación y reintroducción desarrollados han permitido salvar de la extinción a esta emblemática especie de la fauna ibérica, habiéndose multiplicado los ejemplares hasta alcanzar en el último censo los 1.668, con 326 hembras reproductivas detectadas. Sin embargo, a pesar de los trabajos de recuperación del lince ibérico realizados, la viabilidad de esta especie aún sigue viéndose amenazada, debido principalmente a factores demográficos y genéticos.
Estudios recientes han determinado que la viabilidad genética a largo plazo del lince ibérico necesitaría, al menos, un incremento del tamaño de las subpoblaciones de entre el 50 % y el 200 %, además de la creación de ocho nuevas subpoblaciones en áreas que muestren un alto potencial de crecimiento, algunas de ellas en el norte de la Península Ibérica.
Todo este avance ha sido posible en gran medida gracias a la contribución de cazadores, gestores y propietarios de fincas privadas, que colaboran estrechamente en el desarrollo de estas iniciativas de reintroducción de la especie. En este sentido, se ha resaltado a escala nacional la implicación demostrada por el sector cinegético en su recuperación y conservación, gracias a la gestión desarrollada en cotos de caza y fincas privadas, donde se alberga buena parte de la población de lince ibérico.
En este sentido cabe destacar que el lince ibérico es un eficaz controlador de otros depredadores más generalistas como el zorro o el meloncillo, dando como resultado que en aquellos territorios donde se establecen poblaciones de lince ibérico disminuye notablemente la densidad de otros depredadores, beneficiando de este modo a las poblaciones de especies cinegéticas de caza menor.
Igualmente, el lince no afecta significativamente a la ganadería extensiva al estar su dieta constituida de forma mayoritaria por el conejo, lo que además lo convierte en un aliado de los agricultores, ayudando a controlar de forma natural las sobrepoblaciones de conejos que causan importantes daños a los cultivos agrícolas. Asimismo, en muchas de las zonas donde se ha reintroducido esta especie supone un importante motor económico derivado de las inversiones asociadas en mejoras del hábitat y del auge del turismo de naturaleza.