Quizás demasiado gris y no tanto verde.

Tras comentar hace unos días “La ilusión de lo que puede llegar a ser” de la Calle de Zamora, siguen finalizando, o eso parece, obras de cambio en el casco antiguo. Me refiero a la actual “Peatonalización de la Calle San Pablo tramo: Pza. Poeta Iglesias-C/ Juan de la Fuente.”, según el título del proyecto. Si bien este caso es más una vuelta al pasado reciente, ya tuvo adoquines, asfalto, plataforma única adoquinada, y vuelta a reasfaltar en 2010. Trasmitiendo cierta sensación de falta de criterio, a pesar del Plan de Excelencia Turística de 2001 y algún Plan de Movilidad posterior.

Recalco Peatonalización pues el tráfico de coches, sobre todo mañanero, parece indicar lo contrario. Estas mejoras se relacionan con la creación de la Zona de Bajas Emisiones (ZBE) y recibe financiación europea. Además, según las Memorias de la obra y del proyecto Life, se han adoptado las líneas generales y filosofía para la redacción del proyecto constructivo de las estrategias del Ayuntamiento de Salamanca de red verde (Savia), el Plan de Infraestructura Verde y el proyecto Life Vía de La Plata.

Este último incluye entre sus Actuaciones en el patrimonio y cultura en toda la Calle “En plazas duras y céntricas, revegetación del espacio y permeabilización de suelos.” El ajardinamiento y arbolado en la Puerta de San Pablo, frente al edificio episcopal de los Niños del Coro, se trastocó con la aparición de restos arqueológicos. El resto de la calle incluye aparcamientos y paso de peatones (con Palominos) drenantes, pantalla verde recreando el trazado de la muralla en torno a San Polo y otra tapando un muro, además de mencionar la colocación de papeleras. De estas cosas todavía no hay noticias, y el tiempo se acaba. También está prevista una actuación en torno a la iglesia de Santiago.

Ya hemos mencionado alguna vez la indudable mejora respecto al estado anterior (aunque la Calle de San Pablo ya tuvo plataforma única en toda ella), y aparece algo de verde. Pero el resultado global sigue resultando demasiado granítico y con escasez de vegetación, a pesar de la propaganda. Indudablemente es una calle que admite más de lo realizado, incluso en la parte no peatonalizada (¿esta hasta cuándo?). Al menos hay bancos para contemplar fachadas, incluido el ventanal de un restaurante.

Se echa de menos algo más de color en el pavimento. Quizás se deberían haber tenido más en cuenta opiniones relacionadas con la discapacidad (visual) buscando un mayor contraste en el suelo, aparte de de marcar itinerarios y posibles obstáculos como bancos. También se podría haber aumentado el mobiliario urbano, encarecería la obra claro, como bajar las farolas de las fachadas en las zonas más anchas, además de plantar más arboles “adecuados”. La obra decepciona un tanto, como pasa en la Cuesta de Oviedo o en la Calle de Zamora, demasiado abrumador el duro pavimento gris.

Quería mencionar el tráfico de vehículos, si bien ya hemos comentado su inevitabilidad. Siempre hay actividad comercial, hostelera y residentes, y, lógicamente, precisan del uso de vehículos. Pero al ser una zona de atractivo monumental e intenso tráfico peatonal, parece un tanto desmedido. La zona tiene limitada la Carga y Descarga de 7 a 11 h., con alguna excepción. Incluso está definida la dirección única en varias de ellas. Pero apenas se respetan por demasiados, salvo que el Bando haya dejado de estar en vigor.

La ciudad mejora, sobre todo en su área central. Desde luego es la más atractiva, y clave en la economía local. Y está muy bien esta metamorfosis municipal hacia la sostenibilidad. Aunque la Zona de Bajas Emisiones de momento supone un innecesario, costoso, y descomunal despliegue de tecnología sin uso. Pero sigue siendo demasiado gris, otra oportunidad perdida para ser más ambiciosos. Y demasiadas zonas del resto de la ciudad, salvo alguna honrosa excepción, siguen ancladas en otra realidad.