José Ángel Mañas presenta su libro sobre Berenguela con gran asistencia de público en la librería Santos Ochoa

Lleva Salamanca unos días intensos y lluviosos en los que las actividades literarias se suceden como el agua que cae, necesaria y felizmente constante. Y acabamos los días lectivos con la visita de uno de los autores más carismáticos de nuestra historia reciente, más libres en su concepción de la escritura y también, más cercano y falto de divismo que, admitámoslo, podía tener: porque estamos hablando de José Ángel Mañas, el autor de aquella épica Historias del Kronen.

A nuestro autor no le molestan las alusiones constantes a aquella novela suya, necesarias si pensamos que fue un hito de nuestra narrativa que mostró el espíritu de su época. Y lo hizo desde el más crudo realismo para entender como bien nos recordó anoche “la sociedad social en la que vivo, lo que pasa es que a veces la leo desde el presente y otras, desde el pasado”. Licenciado en Historia, algo que debemos recordar, Mañas decidió, en vista de los acontecimientos en Cataluña, abordar el tema de la reconquista de forma novelesca con una trilogía, y lo hizo, nos explica a un público numeroso y expectante, primero con don Pelayo, después con Fernán González y para terminar, por sugerencia de su editora a quien contaba el autor que quería dedicarse a la Batalla de las Navas de Tolosa y no había elegido protagonista, a la reina Berenguela.

Quiere la casualidad o el espíritu travieso de la chova piquirroja, que venga Mañas a una Salamanca donde la reina castellana tuvo a su hijo rey –recordemos aquello de Villares de la Reina que tanto tiene que reivindicar- y ahora lee apasionadamente la techumbre de un monasterio, el de las Claras, que probablemente naciera de su empuje. Una lectura que el autor descubre y visita con los artífices de este descubrimiento a los que define como “Los descifradores de la piedra Rosetta de la heráldica que han hecho esta brillante interpretación”. Mañas no solo buscó a Miguel Ángel Martín Mas y a Charo García de Arriba, sino que les invitó a compartir mesa y mantel de su presentación salmantina de Berenguela.

Es la techumbre de las Claras que han leído Miguel Ángel y Charo, un relato en clave de la vida y obra de una reina magníficamente biografiada por Salvador Martínez, olvidada por la historiografía a la que hay que reivindicar. Cuando el Mañas literato, documentalista, licenciado en historia, se aproximó al personaje, no solo se fascinó por la época de una corte culta y rica, sino por las características de la reina que también glosan, en un diálogo vivo, cercano y divertido, Miguel Ángel y Charo. Berenguela, madre de Fernando El Santo, hija de reyes, reina por un día, corregente, víctima de la época y sobre todo, una mujer de estado, preparada por su padre, Alfonso VIII para reinar y que consigue con su matrimonio con el primo de su padre, rey de León, Alfonso IX, sin derramamientos de sangre, la unión de Castilla y el reino leonés.

Para Charo García de Arriba, siempre reivindicativa de los personajes femeninos, como ya mostró en su espléndida historia de Tamames, la figura de una reina culta, preparada, hábil políticamente y a la que los nobles no querían reina porque “no estaba físicamente preparada para ir a la guerra”, hay que otorgarle el gran trabajo de unir, no a través de la derrota, sino del talento de un auténtico “animal político” dos reinos. Una reina que también tuvo suerte en el devenir de la historia, a pesar de los pesares que están fielmente reproducidos en la techumbre que han leído ambos, Miguel Ángel y ella, ya que las sucesivas muertes de los diferentes posibles herederos colocó a su hijo en la posición de salida para el que ella le había preparado. Mañas, fascinado con su personaje, nos recuerda que Berenguela tuvo la educación que le faltó a Juana la Loca, el refrendo de las Cortes y dos referentes muy cercanos, el de la reina europea, su abuela Leonor de Aquitania, y el de la primera reina de la península, Urraca de León, así como la influencia de su poderosa y cultísima madre.

En el precioso espacio de encuentro de la librería Santos Ochoa, con el rumor de los niños que buscan libros y el tráfico de la siempre ocupada Gran Vía, el personaje de la reina que quiso aparecer en su tumba con un libro en la mano, se recupera entre los tres como uno de los personajes más interesantes de la desconocida historia que nos hizo pueblo. Una mujer, insisten, fruto de una corte culta de influencia provenzal, en una Edad Media sabia pese a nuestras ideas comunes de que no lo era y que gobernó en los tiempos en los que aparecieran los Estudios Generales de Palencia y Salamanca, la época en la que se publicaron el poema de Fernán González y el del Mio Cid. Una reina cercana a su herencia aquitana, hábil, capaz de aprovechar los vaivenes de la historia y, sobre todo, eslabón de una cadena de mujeres fuertes y conscientes de su herencia fecunda, madre y abuela, una reina de su tiempo a la que leer desde la perspectiva del nuestro. Un repaso feliz por esta historia que nos define y que tiene en José Ángel Mañas, a Miguel Ángel y a Charo como apasionados lectores y divulgadores.

Charo Alonso.

Fotografías: Carmen Borrego.