La pastilla azul y...

Existe una percepción irreal del sexo y la sexualidad ya desde las escuelas. Internet, Redes, Política social, normalización de conductas erráticas (no hablo de homosexualidad), todo ello envuelto en "democracia y libertad" justifica el meneo de neuronas. ¡Ojo con las conversaciones y términos que utilizan algunos profesores de primaria! El gozo, el disfrute se pone cada vez más alto, el porno desde luego tiene mucha culpa, pero no viene solo, hay que buscarlo. Para responder a esta demanda inmediata y sobrehumana hay que estar preparado para alto rendimiento, que la naturaleza llega hasta donde llega… y se recurre a la pastilla azul. Recuerden que todo exceso se paga. Los jóvenes con 20, 30 años e incluso menores no son conscientes del peligro que traen:”las juergas, el que más tiempo aguanta y con cuantos/as… mucho mejor”

Se les olvida que detrás de los años jóvenes, llegan otros que deberían ser pletóricos Los 50,60 y… Para entonces ya están con problemas prostáticos, renales y seminales. Es entonces cuando se van a dar cuenta de que la viagra es necesaria para funcionar sexualmente.

Según el doctor Javier Cambronero jefe de sección de Urología del Hospital Infanta Leonor de Madrid: “Estos jóvenes no tienen ningún problema físico, solo una seria dificultad para mantener la erección por la ingesta de sustancias, por lo que surge el bloqueo mental Esa inseguridad les aboca a un formato de consumo que arrasa: tomar Viagra, o alguno de los 5-6 genéricos con que se ha popularizado la pastilla azul. Les advertimos, los sanitarios, juntamente con la policía, del consumo al alza de estos fármacos; debido a la gran cantidad de incautaciones que son interceptadas en un mercado sin control”.

Nota

El fármaco de Pfizer se comercializó en 1998 para combatir la disfunción eréctil. Su público: varones mayores de 60 años. Entre los de 70 en adelante, el 75% padece algún problema de ese tipo. En España, a diferencia de lo que ocurre en otros países como Reino Unido, a quien lo sufre se le prescribe una receta, siempre en consulta. Cumplida más de una década desde que se liberó la patente de Pfizer, surgieron como hongos otros con asistentes químicos para aumentar el vigor. En varias modalidades y precios muy asequibles.

“Los chicos no vienen a consulta a pedirla, corrobora Cambronero. La preocupación es que ahora adquieren los inhibidores de fosfodiesterasa para fines lúdicos, solamente tienen miedo a algún tipo de bloqueo psicológico -el gatillazo- Les da pavor no poder presumir antes sus amistades de no mantener el tipo”.

La gama de vigorizantes “low cost” van en la misma dirección, solo varía la vida media y la rapidez de acción”

Este perfil de consumidor entraña dos problemáticas: al margen de aquellos jóvenes que las consumen para darse una fiesta con su pareja, recurren con mucha asiduidad al mercado negro, donde laboratorios de China e India están encontrando un reducto excelente para su negocio. Se dispensan monodosis en páginas web y canales de redes sociales donde con dos clics y un número de tarjeta, el material llega al domicilio en un discreto envoltorio.

No van a volver a tener 20, 30 o 40 años, disfruten de esa edad y lo que la naturaleza le regale. La otra forma puede traer graves problemas psicológicos y físicos.