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Jubilación de los panaderos guinaldeses Regina y Jesús Andrés
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Fuenteguinaldo | jubilación

Jubilación de los panaderos guinaldeses Regina y Jesús Andrés

Actualizado 19/10/2023 19:37

Familiares y amigos les acompañaron en una fiesta homenaje

Han sido dos generaciones de panaderos los que han abastecido Fuenteguinaldo y sus alrededores diariamente del producto estrella que no puede faltar en cualquier mesa.

Fue el padre de Jesús Andrés, Serapio Andrés, quien en 1963 llegara de Aldeadávila de la Ribera ya con la profesión aprendida a la localidad guinaldesa, pasando el testigo a su hijo Jesús en el año 1989 que junto a su esposa Regina

Serapio Andrés empezó a trabajar en una panadería de alquiler en Fuenteguinaldo el 13 de enero de 1963, tras haber dejado su pueblo natal Aldeadávila de la Ribera donde ejercía ya de panadero.

En el año 1971 abre su propio obrador junto a su esposa Inés. En él elabora panes y bollería en las que predominan ya las perronillas del señor Serapio, así las llamaban la gente del pueblo.

En marzo de 1989, tras su jubilación toma las riendas del negocio su hijo, Jesús, que, a los productos ya existentes, añade otros muchos. Se especializa en hojaldre, palmeras, cañas, empanadillas y hornazos de hojaldre.

Además, crea la sección de pastelería en la que elabora tartas variadas, brazos de gitano, buñuelos, roscones de Reyes o pasteles. Todos estos productos se realizan de forma artesanal. Jesús Andrés ha seguido elaborando las mismas perrunillas que su padre hacía llegando las a vender en Extremadura, Salamanca, Ciudad Rodrigo y su comarca, Zamora, León y en Madrid.

Ahora llega la hora de jubilarse y Jesús Andrés y su esposa Regina Villoria echan el cierre tras más de 34 años de trabajo.

Queda en la familia la satisfacción de ver a Beatriz, la hija de los recién jubilados siguiendo con el negocio de venta online de perrunillas que ha sido el producto estrella de la panadería, elaborándolas tal y como las hacía su abuelo Serapio, con la misma fórmula e ingredientes naturales.

Amigos y familiares le hicieron un homenaje y una fiesta para celebrar la llegada de un merecido descanso en la que estuvo muy presente el recuerdo de Serapio e Inés, que fueron los que comenzaron hace muchos años, así como Mª Cruz, hermana de estos fallecida hace diez años.

Desde estas páginas nos unimos al deseo de sus familiares y amigos de una larga vida sin tantos madrugones y que nunca falte el pan en casa.