Multitudinario acompañamiento a la Virgen de la Peña en su transcurrir por las calles mirobrigenses

La larga jornada de devoción a la Virgen de la Peña de Francia por parte de los fieles mirobrigenses, que había tenido citas desde primera hora en la Iglesia de San Andrés -con el Rosario de la Aurora- y en el Santuario del Risco Mariano (a donde peregrinaron numerosas personas a lo largo del día), culminó en el tramo final de la tarde del viernes con los actos más solemnes promovidos por la Parroquia de San Andrés, que ha venido honrando a la Virgen desde el día 31, cuando comenzó la tradicional novena.

Como inicio de estos actos de la tarde del viernes, se ofició una solemne eucaristía, con la Iglesia totalmente llena, lo que hizo que la temperatura fuese notablemente alta (varias personas se salieron antes de concluir la misa por este motivo). La eucaristía fue presidida por el Vicario de Pastoral de la Diócesis, Antonio Risueño, con la compañía del párroco, Tomás Muñoz Porras, y varios sacerdotes más, como Manolo Peláez, Joaquín Galán y Víctor Manuel Sevillano, junto al diácono Daniel Mielgo.

En las primeras filas estuvieron la mayordoma de este año, Mari, así como los concejales asistentes a la celebración: todos los del Equipo de Gobierno encabezados por el alcalde Marcos Iglesias junto a la edil socialista Carmen Lorenzo. Estos concejales tuvieron un protagonismo añadido en la procesión posterior, ya que además de desfilar tras la Virgen, varios la portaron. En concreto, en los primeros metros cogieron la imagen Pablo Sevillano, Rodrigo Toribio, Rubén Benito y Víctor Gómez (alguno de los cuales repitió durante el recorrido), mientras que en el tramo final se animaron Belén Barco y Ana María Castaño.

Los encargados principales de portar este año la imagen de la Virgen de la Peña de Francia fueron cuatro integrantes de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración – Cofradía del Silencio que cada Semana Santa cargan con el incensario en los recorridos procesionales de esta entidad. Cuando los concejales se encargaron de izar la Virgen tras cada parada hubo algún que otro ‘susto’ por alguna peligrosa inclinación (por ejemplo en los metros finales de la procesión en la calle San Antón), llevándola con muy buen ritmo los costaleros del Silencio.

La procesión, abierta por el estandarte de la Cofradía, animada musicalmente por el tamborilero Juan Antonio Muñoz (que también había intervenido en la eucaristía) y controlada por la Policía Local, transcurrió por las vías habituales, con lo que en su tramo inicial fue por San Antón, Canal, Plazuela de Herradores y Avenida de España. Debido obviamente a la nueva mediana de palmeras que se ha creado en la Avenida, la comitiva ocupó únicamente un carril de la calzada (por el que bajan los vehículos), con lo que fue menos vistosa en esta parte.

Ya en la Glorieta del Árbol Gordo, se hizo una parada un poco más larga, pronunciando unas palabras el párroco Tomás Muñoz Porras (en las que resaltó la vinculación de la Virgen de la Peña con Ciudad Rodrigo) y rezándose el Padrenuestro. Fue justo al paso por esta Glorieta cuando se empezaron a encender las farolas de las vías, ya que, aunque la climatología era muy buena, el cielo estaba con nubes, con lo cual había menos luz de la habitual a esas horas (sobre las 20.45 horas).

El tramo final de la procesión transcurrió por las calles Santa Clara (con unos cuantos espectadores en el borde del Parque de La Glorieta, al igual que había ocurrido en el Parque de La Florida) y San Antón.

De nuevo a las puertas del templo, la imagen fue situada en unos bancos, para proceder a realizar el ofertorio a la Virgen, recibiendo cada uno de los asistentes una estampa de recuerdo. En esos momentos, se cantó la Salve, y hubo algún que otro viva a la Virgen, antes de proceder a su introducción en el templo, de nuevo por parte de los costaleros de la Cofradía del Silencio. La Parroquia de San Andrés cerrará de forma definitiva este sábado los actos en honor a la Virgen de la Peña con un funeral en memoria de los cofrades difuntos.