Divide y vencerás

Nuestra Yolanda Díaz lo tiene muy claro: para vencer, hay que empezar por dividir. Y hace unos días nos anunciaba una de sus primeras medidas si el PSOE consigue repetir legislatura: trabajar para que en el Congreso de los Diputados se hablen todas las lenguas cooficiales del país. Quiero pensar que esto no es más que un guiño a los vascos y a los catalanes para que no pidan imposibles en estos momentos de negociaciones para poder conseguirlo.

Ella sabe, como sabe el mundo entero, que el idioma oficial de España es el castellano o español, que da igual o que igual da, y hay tres razones por las que es la lengua que debe utilizarse en el Congreso de los Diputados y deben hablar todos los gobernantes.

Primera: porque no es una lengua cualquiera, es la maravillosa lengua de Cervantes, una de las que más hablantes tiene fuera de nuestras fronteras, y los españoles, que nos sentimos orgullosos de ella, tenemos el derecho de usarla y la obligación de difundirla.

Segunda: porque esto, para los ciudadanos, supondría un gasto importante en traductores y demás, y no están las cosas para que nos carguen más gastos para acabar de arruinarnos, porque la señora no ha dicho que cada diputado, si quiere que lo entiendan, se pague su traductor, que sería lo correcto si tanto le preocupan nuestros problemas económicos como recita cada dos por tres en tono de salvadora de pobres.

Y tercera: porque todos los vascos, todos los catalanes, todos los gallegos y todos los valencianos saben hablar castellano, pero el resto de los españoles, salvo los que emigraron a esas comunidades por razones de trabajo, no sabemos hablar ninguna de las lenguas cooficiales. ¡Qué más quisiéramos!, porque dominar más lenguas que la nuestra es siempre algo positivo.

Por lo tanto, nuestra Yolanda, si lo que pretende no es dividir para vencer, en lugar de estar pensando en convertir el Congreso de los Diputados español en una torre de Babel, debería estar pensando en trabajar para que todos los ciudadanos del mundo fuéramos bilingües, es decir, hablar el idioma nativo y otro igual para todos.

No es tan difícil. El idioma ya existe, se llama esperanto y tiene más de cien años. Lo inventó el doctor Zamenhof con esa finalidad, fue muy bien recibido por la ciudadanía y uno de sus primeros defensores fue León Tolstoy. Zamenhof llegó a estar nominado para el Premio Nobel de la Paz pero los gobiernos y los organismos internacionales siempre vetaron su idioma, y el esperanto, todavía vivo pero sin poder colear, acabó en el olvido.

Seguro que ni nuestra Yolanda Díaz sabe que existe. A ver si tenemos la suerte de que lo descubre y le da por trabajar para que acabe siendo el idioma auxiliar de todos los europeos al menos, pero no para utilizarse en el Congreso de los Diputados, porque si Sus Señorías son incapaces de entenderse en español, en otras lenguas acabarían haciéndose entender a mandobles. Y ya tienen demasiadas lecciones recibidas para que hayan aprendido a entenderse.