Hospedería del Santuario Peña de Francia, un lugar y experiencia únicos para sentirse en paz

En la zona de la Sierra de Francia no hay nadie que no haya subido a la Peña de Francia. Va en el ADN de los serranos. Desde niños uno ya mira a La Peña, divisa en lontananza el Santuario, los edificios de la Hospedería, las torretas que emiten para toda aquella zona y más allá.

La Peña, 1.727 m. de altitud, es el Santuario más alto del mundo, desde el que se divisan en días diáfanos, 5 provincias y hasta podemos saludar a nuestros hermanos de Portugal.

Subir a La Peña de Francia es una experiencia inigualable; en ella se siente uno en paz consigo mismo, con el mundo, dejando atrás problemas e inquietudes que uno deposita a los pies de la Virgen de la Peña, virgen negra, con una larga tradición histórica y religiosa. Y los que no visitan a la Virgen de la Peña, se llenan de paz en un rato de contemplación de alcores y altozanos, del paisaje único y sereno, dejando que la vista, el corazón y los pulmones, se llenen del aire suave y puro de La Peña. “Las montañas son catedrales en las que practico mi religión” decía Anatoli Bookeerv, famoso escalador soviético. Porque en La Peña de Francia todo sabe a transcendencia: Santuario, paisaje, silencio, compañía, peregrinos y viajeros llegados de medio mundo, por no decir del mundo entero.

Y si la sed aprieta y el hambre ronronea en el interior - es lo que tiene las subidas a La Peña - uno puede tomarse un grato refrigerio en el Cafetería/Restaurante de la Hospedería Peña de Francia, comer unos pinchos, sentarse a contemplar en la terraza. Y si va en grupo, desde 30 personas, puede reservar en el restaurante, donde quedará admirado de la buena comida que les servirán. Todo casero, exquisito, a precio al alcance de cualquier bolsillo, con un servicio esmerado y rápido. Podrá comprar vinos de la zona y de la Ribera de Duero como buen recuerdo.

Y no solo eso, en la llamada ‘Tiendita de recuerdos’ encontrará ese recuerdo sencillo pero entrañable que podrá llevar a un familiar, a su abuela o madre que no pudieron venir. Encontrará de todo, asequible, y con lo que usted quedará bien ante quien desea decirle: Mira, estuve en la Peña de Francia, y me acordé de ti. La vida se hace de pequeños detalles, porque una vez que se pasa por La Peña de Francia uno ya no es el mismo, se vuelve más humano y cordial; en definitiva, de eso se trata: de ser más humano, amable, cordial y estar dispuesto a cambiar ciertas actitudes de la vida.

La Peña transforma, calma, da sentido nuevo a la orientación de nuestra vida. Suba y lo verá.

*Horarios de verano: desde las 10:00 hasta las 19:00 horas. Misas a las 12:00 y a las 18:00 (Todos los días de la semana).

Teléfono para contacto: 923 16 40 00