Se impuso el sentido común

Después de ver el “debate a 7” de TVE de portavoces parlamentarios de las formaciones políticas que concurren a las urnas del 23 de julio, donde se han realizado propuestas interesantísimas –eso sí, por parte, sobre todo, del PNV, EH BILDU, SUMAR y PSOE; medianamente interesantes, ESQUERRA REPUBLICANA y, desde luego, a quienes se les ha visto el plumero de la radicalidad, la rabia, la ira, el odio, la manipulación, la mentira y la maldad, han sido a los portavoces de VOX Y PP. Que aprendan estos partidos reaccionarios la lección que les ha dado, por ejemplo, el portavoz de EH BILDU, cuando respondiendo de forma moderada, sosegada y constructiva, ha dejado meridianamente claro que el extremismo troglodita de los que abanderan el “que te vote txapote” y los que afirman claramente que ETA está viva y gobierna, han quedado fuera de juego y los vencedores claros han sido los ciudadanos y la convivencia democrática, pacífica y armónica. Ha quedado muy claro que España es muy diversa, que todos los participantes, con la excepción de Cuca Gamarra (PP) e Iván Espinosa de los Monteros (Vox), han construido, han edificado, como diría Tomás y Valiente, “con la razón, la experiencia histórica y la tolerancia, como instrumentos”.

También ha quedado muy claro que lo antiguo, lo decimonónico –por muchas mayorías absolutas que tenga- es el gobierno de Ayuso y sus adláteres y las propuestas del “pinocho” Feijóo, un personaje político tremendamente oscuro, manipulador y peligroso, que se ha quitado la piel de cordero con el que se le etiquetaba; un personaje en el que ha quedado claro que, como le dijo a Sánchez, es cierto que lleva muchos años en política, demasiados, tantos, que ya estaba en la vida pública cuando se fotografió en el yate del narcotraficante Marcial Dorado y, recordemos, que este narco fue condenado a dieciséis años de prisión y ya está en libertad condicional. Por cierto, estuvo muy bien Oskar Matute (Bildu) cuando recordó a Gamarra (PP) que en 1998 una delegación de Aznar se reunió con Otegui y otros miembros de HB y 6 meses después, con ETA. ¡Cómo se quedó de pálida la portavoz del PP ante esta afirmación! –por cierto, ha sido portavoz tanto con Casado como con Feijóo, y lo sería de Abascal si fuera éste quién dirigiera el PP-. ¡Lo que hacen algunos por mantenerse en la cresta de la ola política!. Una prueba evidente de la hipocresía permanente del PP y de todos sus dirigentes.

Por un momento -después de haberse iniciado esta campaña electoral plagada de insultos, soberbia, prepotencia y mala fe por parte de Feijóo, Ayuso, Aznar y todos sus esbirros- se ha impuesto la cordura, síntoma de que se puede seguir construyendo progreso, avances en derechos individuales, sociales y económicos mediante políticas públicas en sanidad, educación, dependencia y lucha contra las desigualdades, si es la izquierda la que continúa en el poder y, por el contrario, los españoles sufriríamos una terrible regresión social, económica y cultural aumentando la diferencia entre ricos y pobres, si es la derecha reaccionaria y supremacista de PP y Vox, la que accede al poder.

Sin embargo, el debate del lunes, el “cara a cara” entre Sánchez y Feijóo fue absolutamente vergonzoso e indignante para la ciudadanía. Y lo fue, porque Feijóo negó sistemáticamente todos los éxitos en políticas sociales y económicas y en política internacional del gobierno de Sánchez. Y lo hacía a sabiendas de que sus afirmaciones eran falsas y, además, lo hacía sin pestañear, característico de un mentiroso patológico, de un personaje malicioso y manipulador, con ausencia de empatía y emociones y con frialdad en el ánimo. Ante tal retahíla de manipulaciones, mentiras y maldades, cabe realizar la siguiente pregunta, ¿quieren realmente los españoles que nos gobierne un “trilero” de esas características?

La técnica perversa que utilizó Feijóo, consistente en mentir sistemáticamente y a sabiendas, sin reconocer las virtudes del adversario –quizá porque padezca un severo complejo de inferioridad que se pone siempre de manifiesto en todos sus actos- y no permitiéndole hablar a Sánchez, interrumpiéndole constantemente, es una técnica que hay que combatir con la razón y con argumentos. Es lógico que Sánchez se pusiera nervioso y cabreado, por supuesto, porque es un ser humano que tiene emociones y sentimientos y cuando alguien lo niega todo, sin despeinarse y sin pestañear, es porque posee unos rasgos de personalidad que no son, por desgracia, compatibles con las de un líder político carismático y comprometido, con talante democrático, dialogante y solidario, que busca el apoyo de los ciudadanos.

Hay que ser hipócrita cuando, en el “cara a cara”, exigía a Sánchez que les dejaran gobernar si el PP es la lista más votada, mientras que ellos no han dejado gobernar al PSOE en muchos ayuntamientos y CCAA donde en las elecciones municipales y autonómicas recientes han sido la lista más votada. Esto, ahora y en las elecciones de 2019. El PSOE obtuvo la victoria en muchas instituciones de gobierno pero no pudo gobernar debido a los pactos de perdedores entre PP, Vox y Ciudadanos, entre los más relevantes el ayuntamiento y la comunidad de Madrid, pasando por Castilla y León o Andalucía.