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El Seminario brinda con la ‘copa de la vida’ por dos “grandísimos estudiantes y personas extraordinarias”
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CIUDAD RODRIGO | EDUCACIÓN

El Seminario brinda con la ‘copa de la vida’ por dos “grandísimos estudiantes y personas extraordinarias”

Actualizado 23/06/2023 12:09
David Rodriguez

Los alumnos graduados, Jorge Leo Jorge y Pablo Martín Palacios, dieron obsequios a todos sus profesores

Horas antes del cierre del curso académico 2022/2023, el Seminario Diocesano San Cayetano de Ciudad Rodrigo celebró a lo largo de la tarde del jueves la graduación de sus dos alumnos de 2º de Bachillerato, Jorge Leo Jorge y Pablo Martín Palacios, tras un curso “duro”, en el cual “habéis hecho un esfuerzo notable; habéis dado el do de pecho”, echándole “ganas”, según manifestó el rector del centro, Anselmo Matilla.

El primer escenario de esta graduación (tras haberse ido de comida conjunta a un restaurante alumnos, familiares y profesores) fue la Capilla Mayor del Seminario, donde se ofició una misa presidida por Anselmo Matilla, en vez de por el Obispo José Luis Retana como estaba inicialmente previsto, ya que éste se encontraba volviendo del funeral de un sacerdote en La Alberca. A la conclusión de la eucaristía, todos los presentes pasaron a uno de los claustros del centro, para desarrollar el acto académico de graduación.

El primer protagonista del mismo fue el profesor de Historia del Arte del Seminario, Miguel Ángel García Miguel, que pronunció el discurso principal de graduación, durante el cual felicitó a los graduados, recordándoles que han sido “formados con valores cristianos” y animándoles a “seguir caminando hacia delante con la mirada puesta en el entusiasmo y la esperanza”.

A su conclusión, sin más dilación, se impusieron las becas y se entregaron los diplomas a los dos graduados, Jorge Leo Jorge y Pablo Martín Palacios, que fueron los siguientes en tomar la palabra para ofrecer el habitual discurso de graduados en “un día tan importante para nosotros”, después de 6 y 4 años en el Seminario. Su discurso se centró en ir dando las gracias a cada uno de sus profesores (Anselmo, Miguel Ángel, Antonio Risueño, Tomás Muñoz, Mari Paz, Dori Cañamero y Magda), evocando momentos vividos con cada uno.

Asimismo, les fueron haciendo entrega de obsequios: por ejemplo, al rector, quién “nos ha sabido llevar por el buen camino”, le regalaron un juego de Harry Potter, una de sus aficiones; y a Miguel Ángel García unos rotuladores para que fomente su “vocación artística”. A la hora de recoger esos regalos, Adoración Cañamero, que les ha dado Geografía, quiso resaltar que la “motivación y ayuda mutua” de estos dos alumnos ha sido “extraordinaria”, calificándolos de “grandísimos estudiantes y personas extraordinarias”.

Los alumnos graduados les dieron también las gracias a las cocineras, limpiadoras y administradores del Seminario, y por supuesto a sus compañeros, expresando que han sido “como una familia”, cerrando su intervención con un ¡Viva España!. A continuación, tomó la palabra su profesora de Lengua, Mari Paz Diago, quién con una puesta en escena muy motivadora animó a “brindar” por estos alumnos con “la copa de la vida”. A los dos graduados les regaló un colgante con el Padrenuestro y una brújula (comentando que “el norte” es Dios; “lo habéis aprendido aquí”).

El siguiente en intervenir fue el Obispo José Luis Retana, quién hizo ver a los alumnos que “donde vayáis no vais a estar arropados como aquí; el mundo es complicado”, recordándoles eso sí que “sois enviados al mundo con una mochila con muchas fortalezas” adquiridas en el Seminario, esperando que “hagáis las cosas bien; como os han enseñado en este casa”.

El último en tomar la palabra fue el rector, Anselmo Matilla quién, tras dar la enhorabuena a los graduados y desear que sean felices, centró su intervención en cómo se están desvirtuando los actos de graduación al realizarse en todos los niveles académicos, considerando que deben ser “premio al esfuerzo, la diligencia y constancia”. Anselmo Matilla les pidió a los alumnos que “no olvidéis nunca, y no dejéis de estar agradecidos, a lo que esta casa ha hecho con y por vosotros: no dejéis de sentir este edificio como vuestra casa”.

Por último, el Seminario hizo entrega de unos detalles a José Luis Retana, a Miguel Ángel García, y a las tres profesoras voluntarias, Tina, Dori y Mari Paz. El acto se cerró con la interpretación por parte de todos los presentes del Gaudeamus Igitur, antes de irse a cenar juntos en las dependencias del Seminario.