Pan para hoy y hambre para mañana

Sabiduría popular, filosofía vulgar, así se suele denominar a esa enorme cantidad de dichos y refranes que se consideran portadores de verdades prácticas que provienen de la observación de sucesos cotidianos que suelen repetirse y terminan por transformase en enunciados cortos cargados de breves consejos y recomendaciones para andar por la vida, el refranero español. Yo no quiero cuestionar su ‘sabiduría’ aunque no es estoy de acuerdo con muchos de ellos

Por ejemplo, piensa mal y acertaras; me parece una sentencia paralizante y mal intencionada. De ser así también tendría sentido afirmar que el que hizo la ley hizo la trampa o la letra con sangre entra; y que me dicen de eso de que cada palo que aguante su vela ¿no es una sentencia egoísta?

Pero vamos a lo que vamos. Hoy es viernes y a las 12 de esta noche termina el plazo para que las izquierdas de la izquierda de este país se pongan de acuerdo, y lo harán sólo porque no les queda otra, y en esta ocasión el sabio refrán popular aplicable sería pan para hoy y hambre para mañana.

Esta tradicional expresión española divide a las personas en dos clases; los que viven en el presente y los que creen que hay que guardar algo de ese pan para no pasar hambre más tarde. Es decir, los partidarios de carpe diem (vive el momento) y los de si vis pacem para bellum (si quieres la paz prepárate para la guerra).

A estas alturas del partido, creo que las izquierdas de la izquierda son más de carpe diem. Alcanzaran un acuerdo con el único fin de sobrevivir en lo posible. Un acuerdo desde el profundo desacuerdo, y por tanto, in extremis. Un acuerdo de mínimos, débil, de emergencia, de escaso de contenido y poco compromiso entre las partes; que podría saltar por los aires a la mínima cambio ya que estará vinculado a personalismos.

Yolanda Díaz quiere seguir trepando hasta ser la Presidencia de las izquierdas y si fuera posible hasta la del Gobierno, disputándosela a la aspirante Isabel Díaz Ayudo que espera agazapada su momento. Irene Montero y Ione Belarra se defienden como gato panza a arriba sin dar su brazo a torcer, sin reconocer los múltiples errores cometidos, sin realizar autocrítica alguna y estableciendo líneas rojas que, de no ser aceptadas, podrían suponer la desaparición de Podemos, que cada día puede menos y que está ya sólo ante el peligro porque la Izquierda Unida ya no están ‘unida’.

Por la derecha parece que las cosas están más claras, aunque de momento interesa marcar distancias y territorio. El Partido Popular saca pecho y endurece su discurso para captar votantes de Vox, pero al tiempo hace guiños a los indecisos del caladero socialista por si alguno ‘pica’. Y la ultraderecha advierte a la ‘derechita cobarde’ que no le saldrán gratis sus apoyos. Así que es probable que algunas comunidades y ayuntamientos cuenten con Garcías-Gallardos que le ‘verdeen’ el azul celeste y lastres las alas de las gaviotas populares con sus extravagantes e inapropiadas declaraciones, como estamos viendo casi a diario en la Junta de Castilla-León.

En su canción ‘De cartón piedra’ (de ese poco resistente material estará hecho, si Dios no lo remedia, el acuerdo pendiente entre las izquierdas de la izquierda), escribe Joan Manuel Serrat, Mañana es sólo un adverbio de tiempo. Sin embargo en esta ocasión es mucho más que eso.

Por todo esto creo que, lamentablemente, es acertado afirmar que cualquier acuerdo será pan para hoy y hambre para mañana.