Verde y calor

Ante la nueva ola de calor, algunos medios de comunicación han recordado trabajos del Instituto Carlos III sobre el impacto en la salud de las altas temperaturas. En un caso se generó un debate, especificando la repercusión en el turismo, con una muy interesante intervención de un científico de ese centro. Habló de la importancia de los planes de prevención y la adaptación al Calentamiento Global, que mata gente todos los años. Al cuestionar el futuro del actual modelo de turismo, me acordé de una foto de un grupo de turistas en Rector Esperabé apelotonados bajo dos ¿árboles?.

^{Repoblación de árboles cortados tras una de las habituales plagas repentinas.}

La semana pasada repasábamos las obras del proyecto “LIFE Vía de la Plata”, dudando de la eficacia de su diseño para la zona urbana. Sin embargo, las importantes plantaciones realizadas últimamente son indudablemente muy positivas. Vinculadas tanto a ese programa como al Tormes +. Si tienen más suerte que las de hace décadas en el Valle del Zurguén (es decir: las cuidan) en unos años las orillas del Tormes se convertirán en una zona esplendida para pasear y disfrutar desde el Puente de la Universidad hasta el de la Salud. Casualmente el arbolado se propuso en la mencionada tertulia, es lo habitual, como uno de los paliativos al exceso de calor en la ciudad.

Incluso el parque de Elio Antonio de Nebrija ha tenido la suerte de recibir futuros árboles por fin, para completar la escuálida plantación de cuando se creó con el siglo. Donde hubo también una de esas oportunas plagas que se llevaron por delante unos soberbios chopos junto al rio. Lo único de lamentar en la actualidad es no aprovechar para crear nuevos paseos arbolados en zonas donde no existen o han desaparecido. Esto requiere un Plan ambicioso. Vaya, olvidaba el “Plan Especial de Protección de Infraestructura Verde y Biodiversidad (PEPIVB)”.

Está bien poner en marcha programas como el Tormes +. Aunque es una lástima no sea resultado del “Plan Especial de Protección del Rio Tormes y Arroyo del Zurguén”, (“ambicioso y muy importante para el futuro de la ciudad” según el entonces concejal de fomento Salvador Cruz en 2007, 9 kilómetros de rio y 500 hectáreas) de donde se toma la idea tras dejarlo caer administrativamente. Confiemos que el PEPIVB sea definitivamente esa perspectiva amplia para intervenir en toda la ciudad. Con más agilidad de la observada hasta ahora.

Las olas de calor son cada vez más frecuentes, y suelen recuperar otro tema cada vez más habitual, el de la isla de calor. Indisociable de una ciudad, todo pavimento y pocos espacios verdes. Y este problema se combate, según la memoria del LIFE, aumentando justamente ese verde que “contribuirán a potenciar la biodiversidad y a reducir el efecto ‘isla de calor’”, como ya comentábamos. El LFE tuvo el verano pasado la gran idea de alertarnos tomando diversas temperaturas. La solución aportada para la Plaza del Poeta Iglesias es un sólo olmo, San Pablo recibirá algunos árboles más.

No olvidemos las macetas, tan abundantes en algunos sitios, contabilizadas como zona verde. A las que se han unido otras colgando de farolas, seguramente para de dar color diurno y tamizar la luz nocturna. Deduzco que en la relación coste-beneficio serán más atractivas que crear amplias zonas verdes o plantar árboles. Pero parece más un paso final, cuando se tiene la ciudad llena de árboles maduros. Mientras, hay quien toma medidas provisionales, como instalar toldos en calles o zonas de juegos infantiles.

Además de reverdecer las ciudades, debemos reducir Emisiones de Efecto Invernadero, que conlleva replantear la movilidad desde una perspectiva verdaderamente sostenible, o modificar el urbanismo actual. Está muy bien el sesgo ambiental de esta Savia legislatura, pero más diligencia no estaría mal. En breve finalizaran los subvencionados programas con dinero de la Unión Europea, ¿se mantendrán estas políticas?. Este es un buen momento para debatir cosas como estas, mientras buscamos las difíciles sombras al transitar durante la ola de calor.