Sutilezas.

^{Foto publicada por Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio.}

La pasada semana hablábamos de respeto, vinculado al explícito interés de todos por el turismo. A las procesiones, sin entrar en consideraciones religiosas, y al entorno monumental por personas relacionadas con esas procesiones. Relacionado con esto, el lunes publicaba en sus redes sociales “Ciudadanos por la Defensa del Patrimonio” una imagen de la puerta de la iglesia de San Martin por el Corrillo. Tomada el Domingo, de Resurrección, antes de las 13 horas con la ciudad llena de visitantes. Resulta curioso cómo pueden llegar a ver una misma imagen distintas personas, y lo que les puede llamar la atención a la vista de los comentarios.

La fotoa casualmente compendia algunas demandas de esa Asociación. Pero empecemos por recordar el significado de la iglesia. Es la más antigua de la ciudad (con el permiso de algún vestigio) junto con la Catedral Vieja, de mediados del siglo XII, indudablemente nuestros edificios románicos más importantes. Hay que escarbar poco en la historia salmantina para encontrar referencias a su importancia en la vida ciudadana a lo largo de los siglos. La mayoría de ellos ha sido el edificio más simbólico dentro de nuestra principal plaza. Es Bien de Interés Cultural, Monumento, desde 1931. No es cualquier cosa.

^{Imagen tomada en mayo de hace dos años.}

Lo más llamativo de la foto, a mi paecer, son los dos carteles blanquirrojos “publicitando” obras pagadas con dinero público. Uno lleva más de dos años ahí, el otro ya cumple meses. Si algo resulta longevo en Salamanca son carteles de obras relacionados con gobiernos Populares. Muchos habrán olvidado la polémica, alentada por ese partido, sobre los carteles del llamado Plan E de Zapatero, a pesar de su efímera permanencia. Pero la crítica solo tenía una dirección, perduran carteles municipales muy descoloridos tras décadas anunciando una obra. Como estas no son eternas, tal vez pretendan reutilizarlos en su siguiente modernización, todo sea por la sostenibilidad y el reciclaje. Por no hablar de carteles importunando a edificios monumentales para autopromoción innecesaria.

^{El descolorido cartel de la derecha lleva anunciando una obra relacionada con el agua hace varias elecciones municipales. Así estaba hace dos años.}

En la foto también se observan apilados elementos de una terraza hostelera junto a la pared del monumento. Por la hora supongo motivado por la procesión. El problema está en esa sensación de cierto descontrol en materia de terrazas, llegando algunas a tirarse horas, e incluso algún día, sin recoger aun fuera de uso. Como denuncia con frecuencia la Asociación. También hay unas bicis con una marca publicitaria bastante conocida, el culmen de la precariedad neoliberal al supuesto albur de la tecnología. Y personas sentadas en las escaleras, tradicional en este lugar si bien quizás menos de moda, buena y saludable costumbre charlar en un lugar como ese. Hay quien interpreta que esto es el objeto exclusivo de la invectiva gráfica.

^{Imagen de ayer viernes.}

Con respecto a esto último no va a ser un servidor quien critique precisamente el uso de la bicicleta en Salamanca, en este caso sería más apropiado concluir con la necesidad de instar un aparca-bicis. Claro que, si están vinculadas a una actividad económica como es el caso, para estacionar ahí presumo contaran con la correspondiente autorización municipal, previo pago de la pertinente tasa por ocupar la vía pública. Si se le ¿cobra? a las terrazas por ese motivo, o el acceso a las cocheras, qué menos pagar, la empresa, por convertir ese lugar en un área de descanso y control de reparto. Aunque lo más adecuado, si pensamos en materia de legalidad laboral, supongo sería contar con un local, privado, apropiado para esos menesteres. Como cualquier otra empresa salmantina. El regreso, laboral, al siglo XIX de enseñas de la modernidad deberían animar a actuar a la autoridad. No se les ve muy diligentes salvo para aplaudir a empresas, alguna muy patriótica, dispuesta a hurtar haciendas a la ciudadanía española.