Las cabinas telefónicas dicen adiós a Béjar
Las tres últimas que quedaban en la ciudad textil ya han sido desmontadas y este elemento urbano desaparece después de medio siglo.
Fueron punto de encuentro en muchas localidades durante el siglo pasado y a su vez, un signo del avance tecnológico en las comunicaciones. Para las generaciones actuales, las cabinas telefónicas y su importancia son difíciles de comprender. Pero no hace tanto tiempo, poder hace una llamada requería de dos factores: la propia cabina y unas monedas sueltas.
Este elemento urbano llegó a Béjar a principios de la década de los 70 y ocuparon varias calles y plazas, inicialmente con ese cubículo con puerta y con el paso de los años, dando lugar a los postes que ocupaban menos espacio en la vía publica.
Su momento álgido se dio durante las dos décadas finales del siglo pasado, pero la proliferación primero de los teléfonos fijos en los domicilios y después la irrupción imparable de los terminales móviles, fueron dando a las cabinas un lánguido palidecer, siendo prácticamente no usadas durante los últimos años (según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y Competencia, menos del 1% de la población utilizó una cabina en el año 2021).
Las tres últimas cabinas supervivientes que resistían en Béjar han dicho adiós a la ciudad hace escasos días. Los bejaranos y bejaranas que pasean por Zúñiga Rodríguez, la plaza Río Cuerpo de Hombre o el Atrio de San Juan, han comprobado cómo el hueco que ocupaban en el casco urbano, permanece vacio.
La ciudad textil no es una excepción, ya que procesos similares se llevan a cabo durante este año por todo el país dejando para el recuerdo a la cabinas, que incluso llegaron a protagonizar una conocida película en la cual, donde el mítico actor José Luís López Vázquez, se pasaba todo el metraje encerrado en una de ellas.