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Irueña y el pantano deberán sumar el 30 de septiembre un mínimo de 40 hectómetros de agua
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CIUDAD RODRIGO | AGUA

Irueña y el pantano deberán sumar el 30 de septiembre un mínimo de 40 hectómetros de agua

Actualizado 12/04/2023 09:23

Además se ha establecido la cifra de 6.500 metros cúbicos por hectárea como dotación orientativa máxima para el regadío

La Comisión de Desembalse de la Cuenca del Duero mantuvo en la mañana del martes la habitual reunión anual en la que se establecen los volúmenes mínimos de agua que deberá tener cada uno de los sistemas de la Cuenca el 30 de septiembre, es decir, en el momento de concluir la campaña de riego 2023. A la hora de fijar esos volúmenes mínimos, se han tenido en cuenta los valores propuestos en las reuniones de las Juntas de Explotación desarrolladas durante el mes de marzo, así como las determinaciones del Plan Especial de Sequía.

En lo que respecta al sistema del Águeda, que abarca tanto el pantano del Águeda como la presa de Irueña, la Comisión de Desembalse ha acordado que el 30 de septiembre deben contar entre los dos con un mínimo de 40 hectómetros cúbicos de agua, la misma cantidad fijada para el Año Hidrológico 2022 (que finalmente concluyó con 58,4 hectómetros cúbicos de agua almacenada entre los dos).

Hay que recordar que el pantano e Irueña tienen capacidad para 132,4 hectómetros cúbicos de agua, contando en estos momentos con 82,44 entre los dos (el pantano alberga 17,73 hectómetros, e Irueña, 64,71), frente a los 78,13 hectómetros que tenía el año pasado por estas fechas (concretamente en los últimos días de marzo).

Por otro lado, atendiendo a esos volúmenes mínimos de reserva de agua, en cada Junta de Explotación se estimó -teniendo en cuenta asimismo otras variables- la dotación orientativa máxima que puede servir de referencia para el regadío en su sistema. En el caso del Águeda, esa dotación orientación máxima es de 6.500 metros cúbicos de agua por hectárea.

En todo caso, la Confederación señala que el desarrollo de la campaña de riego va a estar condicionada por el carácter de la primavera: “las condiciones climatológicas que se dispongan en los diferentes sistemas de explotación de la cuenca van a incidir doblemente tanto en el consumo de agua en las zonas regables como en las reservas de los embalses; una primavera húmeda permitiría afrontar el resto de la campaña de riego con mayor tranquilidad”.