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Wolframio, el tesoro escondido de las Arribes
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ESPECIAL LAS ARRIBES / Saloro en Barruecopardo

Wolframio, el tesoro escondido de las Arribes

Actualizado 10/04/2023 09:39
Miguel Corral

La reapertura de la mina en 2019 ha generado la creación de 200 empleos directos, dando así un impulso económico a los municipios de su entorno, el cual podría alargarse hasta 2033

La llegada de la empresa Saloro a Barruecopardo, para explotar la antigua mina de wolframio cerrada a mediados de los años 80 del siglo pasado, ha propiciado un ligero impulso socioeconómico a la zona, pues como señala el consejero delegado de la minera, Agne Ahlenius, desde el reinicio de la actividad minera en 2019 “no hay alojamiento ni desempleo en la zona”.

Y es que, Saloro tiene en estos momentos 120 personas contratadas, además de otras 80 que lo hacen a través de una contrata encargada de la extracción de mineral en la corta de la mina, lo que suma 200 empleos directos, en su gran mayoría residentes en pueblos de la comarca de Vitigudino, pues como añade Ahlenius, solo algunos puestos especializados, que requieren una cualificación específica, “proceden de otros lugares porque aquí no hay”. Pero además, el empleo directo repercute en el mantenimiento de unos 800 empleos indirectos, bares, comercios y pequeñas empresas asentadas en la zona.

Saloro ha sabido solventar con una política de total trasparencia y compromiso con la gente de la zona, las primeras dudas surgidas hace algo más de una década sobre sus intenciones, cuando todo eran rumores y especulaciones, por eso para Agne Ahlenius la relación de confianza que Saloro ha conseguido con la población de la zona se ha sustentado en “explicar lo que pretendíamos, nuestros planes, y hemos escuchado las preocupaciones para buscar la forma de eliminar esa preocupación, en muchas ocasiones por el desconocimiento, de donde surge la especulación”. Una mina de estas características, de en torno a las 300 hectáreas de superficie, “requiere de una excelente relación con todos”, hasta el punto de que “nos han ayudado a adquirir los terrenos”, añadía.

Esa relación de confianza y beneficio mutuo, lo que el consejero de Saloro llama “gana-gana”, ha sido posible no solo a la generación de empleo sino a un compromiso real con sus vecinos. “Es muy importante para nosotros apoyar en la zona en lo que podemos, trabajamos con Cruz Roja para ayudar a las personas que lo necesitan y Cruz Roja colabora en acciones formativas que hacemos. El otro día donamos un electrocardiógrafo para el centro médico de Barruecopardo, es un ‘gana-gana’. Sin la mina seguramente no habría un centro médico en el pueblo, por lo que también es de nuestro interés que exista”.

Y no solo por parte de la población había reservas sobre el impacto que supondría la reapertura de la mina. También en el sector ecologista había incertidumbre sobre cómo influiría la actividad minera en las especies que habitan en la zona. Tres años después de la primera voladura están despejadas todas las dudas. En el interior de la corta anidan alimoches y tampoco supone problemas para la cigüeña negra, especies de especial interés, a las que se suman otras más comunes como corzos, zorros, nutrias y otros mustélidos como el meloncillo o la garduña, “si hacemos las cosas bien no hay conflicto, tenemos un nido en la corta de la mina y dan pollos todos los años. Ahora tenemos dos parejas de alimoche. Observamos con cámaras el comportamiento durante las voladuras, y vemos que ni giran la cabeza. La supervivencia de los pollos es mayor que fuera de la mina, aquí están más protegidos”, añade Agne Ahlenius.

Nuevas investigaciones

El proyecto inicial de la mina de Barruecopardo era de unos siete años, pero Saloro continúa investigando y tiene “indicios que nos apuntan a diez años más, pero todo depende del mercado y el precio del wolframio. Como no hay casi proyectos de grandes minas de wolframio en el mundo, por esa razón creemos que hay un futuro muy positivo para continuar aquí por muchos años. Tenemos varios permisos de investigación en la zona, y considerando que tenemos aquí la planta de procesamiento, ojala podamos hacer esas exploraciones para extraer allí y procesar aquí y así aprovechar mejor la inversión”.

La situación de la corta de wolframio en Barruecopardo se encuentra a unos 150 metros de la superficie, y la previsión es profundizar unos 100 metros más para extraer todo el wolframio. “En la corta la producción es de 125.000 toneladas de mineral al mes, el estéril se lleva a la escombrera, se procesa y resulta una arena con una concentración del 70 % de wolframio. La producción es de 6 contenedores por mes, unas 120 Tn, lo que supone un 12% de la producción mundial de wolframio no chino, país que produce el 85% del wolframio mundial”, señala el consejero de Saloro.

Las propiedades del wolframio lo hacen ideal para su empleo en motores de aviones y coches, tornos y fresas para la fabricación de cuchillos, etc. El mercado de Saloro se encuentra principalmente en Europa.

La obtención del wolframio se produce mediante un complejo sistema de separación de las partículas que componen el granito (cuarzo, feldespato y mica) para la obtención de la scheelita (tungsteno), mineral con un alto porcentaje de wolframio. Su aspecto, similar a la arena, hace que sea imperceptible por el ojo humano, por lo que únicamente puede apreciarse mediante luz ultravioleta, lo que lo convierte en el tesoro escondido de las Arribes.

FICHA

Municipio: Barruecopardo.

Ocupación: 300 Has.

Empleos directos: 200 personas.

Mineral extraído: wolframio.

Producción: en torno a las 120 Tn mensuales