El histórico juego de Las Mecas cumple con la tradición de cada Viernes Santo

Es un cita con solera y tan nuestra como el tiempo. Así podríamos definir el juego de Las Mecas, evento que se repite desde hace décadas en la tarde de cada Viernes Santo en Peñaranda y que continua generando expectación y no pocos jugadores.

Un año más ha sido el Centro Social la gran sede de este histórico juego, que ha congregado a una veintena de jugadores, quienes, como si de un ritual se tratara, se daban cita a las cinco en punto de la tarde para comenzar con las partidas entre un gran ambiente amistoso.

Tal y como se recuerda, este curioso juego tiene su origen en el "bar Autocar", establecimiento en el que se celebraba durante una larga temporada. Tras cerrar, 'Las Mecas' se trasladaban a "La Flor del vino", y tras la jubilación de sus dueños, ha fijado su sede hasta nuestros días en el salón interior del Centro Social.

El procedimiento es sencillo: consiste en la suma de puntuaciones a través de los dados tirada tras tirada. Cada jugador lanzara los dados, tantas veces como sea necesario para sumar entre 24 y 31 puntos. Llegada a esta cantidad el lanzador se planta. Pero si se pasa, ha perdido la ronda y la jarra de limonada, que recibe el nombre de lamentación. El participante que supere los 31, o que se plante en 24 o más, pero el resto de jugadores le superen, pierde la lamentación y recibe las burlas de los demás lo que provocara que durante la jugada siguiente, tenga delante de él, sobre la mesa, un cirio alumbrando, en señal de perdedor.

Un ritual que ha vuelvo a vivirse y repetirse un año más, contando con renovación y vecinos jóvenes entre su equipo, lo que parece asegurar la continuidad de una cita anual que ya espera la del próximo Viernes Santo.