La luna llena guía el destino de Nuestra Señora de Las Angustia de Béjar
La imagen de la Hermandad de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de las Angustias realizó ayer su estación penitencial acompañada por cientos de bejaranos que mostraron su admiración y devoción.
Hace dos años, la talla de la Virgen de las Angustia regresaba a su lugar de descanso, a Béjar, tras someterse a una brillante restauración que permitió recuperar los matices de policromía que destacan en esta imagen, cuyo autor a día de hoy no es posible afirmar con certeza, y que data de finales del siglo XVIII.
La noche del Jueves Santo arropó la salida de la madre de Jesús, con su hijo en brazos, con la cruz como testigo del dolor de la Virgen, y que tiene en el pecho de Cristo una curiosa funcionalidad: Dentro de él hay un sagrario, al que sólo se puede acceder con una llave que ayer portaba en su cuello el párroco, Félix Pérez.
Pasadas las 22:00 horas, los hermanos y hermanas salían de la Iglesia de Santa María, para realizar un recorrido similar al que hicieron en el Miércoles Santo, aunque esta vez, bajo la luz de las farolas, en un paseo presidido por la luna llena, que no quiso faltar a la cita y rendir pleitesía a la imagen.
El sonido de los tambores de la Hermandad de Jesús Nazareno y Nuestra Señora de las Angustias retumbó en cada centímetro de las calles bejaranas, marcando el ritmo, sólo interrumpido por una saeta cantada por un bejarano en la Plaza Mayor y una parada de estación en la Plaza de la Piedad. Después, la comitiva, donde se encontraban representantes de la Corporación Municipal, siguió el destino de “las Angustias” hasta su templo, hasta Santa María la Mayor, donde dijo adiós a sus paisanos hasta la próxima Semana Santa, donde volverá a mostrar su belleza y esplendor.