El trayecto fue animado por la Banda de Tambores de la propia Cofradía
La siempre esperada jornada del Jueves Santo en Ciudad Rodrigo se abrió un año más con la procesión de la Ilustre Cofradía de la Santa Cruz, que se puso en marcha en la Catedral de Santa María una vez concluyó el rezo de Laudes en la Seo. Esta procesión, con el sol -y una temperatura creciente- como compañía tuvo dos importantes novedades: el cambio de recorrido respecto a años anteriores y la nueva forma de desfilar de los cofrades dentro de la comitiva.
En lo que respecta al recorrido, en años previos la procesión iba por la Avenida de Yurramendi, Cáceres, Plazuela del Conde, Madrid, Campofrío, Muralla, Rúa del Sol, Plaza Mayor y Cardenal Pacheco, pero este año se ha cambiado por completo, saliendo de la Seo hacia la Plazuela de San Salvador, para proseguir por Díez Taravilla, Colada, Plaza Mayor, Rúa del Sol, Gigantes (en los programas se indicaba que giraría por Enrique Zarandieta, pero lo hizo antes), Campo del Pozo, Plazuela Cristóbal de Castillejo, Colegios, Velayos, Sánchez Arjona, Plaza Mayor, Julián Sánchez y Cardenal Pacheco, para retornar a la Catedral poco más de una hora después.
Al cambiar el trayecto, la procesión no bajó la Plaza Mayor, sino que la subió, pudiéndose apreciar a la perfección en ese momento la nueva forma de desfilar de los cofrades que no van tirando o cargando con pasos, portando banderas (que fueron en la parte delantera), o arrastrando una gran cruz de madera: en vez de conformar filas a los laterales, fueron agrupados en la zona central, por parejas, divididos en dos bloques entre paso y paso (repitiendo el modelo que ya tiene esta Cofradía en su procesión de las Cinco Llagas de Cristo, aunque ahora con capuchón).
La procesión contó con sus tres pasos habituales: El Calvario, Nuestra Señora de la Cruz y la Santa Cruz, completándose la comitiva con la Banda de Tambores de la propia Cofradía. En el primer paso por el ágora mirobrigense, hubo una reflexión desde la balconada de la Casa Consistorial por parte del capellán de la entidad, Fernando Dias-Bailón, que acompañó el resto del trayecto hasta retornar a la Catedral.