Mariano Martín Martín ofrece una composición en torno al período que se está celebrando estos días
Eres, Semana Santa
tú, la Santa de las semanas,
esa, que reza y canta
desde las horas tempranas,
hasta la fecha que engasta,
bella Ciudad que levanta
a los caídos y engranas.
A ti, me refiero, mi amada
Ciudad Rodrigo y tus palmas,
que fuiste, lo sé, bautizada
en Fuego Sagrado y sus llamas,
con Agua del Cielo aromada
prendiendo en la Tierra esas ramas,
de un arte que tiene adosada
las gracias que tanto proclamas.
Recoges, Ciudad, en unión
de nombres, escritos, promesas,
latidos que suenan a un Don
y retumban al son que interesas,
ante un hecho cuya condición
es avalar cuanto impresas,
alcanzando la gran redención
con el Valor que ante el Pueblo te expresas.
Clavada está por férrea
y a sangre grabada en las piedras,
la Historia que a ti se aferra
alzando a la vez que hebras,
esa voz que hierra
lo que se oculta y celebras,
cuyas acciones encierra
escenas con las que medras.
Eres, Procesión y Muralla
Reino de fe que congregas,
Ciudad Rodrigo, esa talla
con la que al Mundo le entregas,
Santos con Santa rondalla
y palios con los que llegas,
a recibir la medalla
ante la cual te doblegas.
Jornadas de extrema pasión
y extenso esplendor que nos llevas,
Ciudad Rodrigo, en feliz comunión
a desplegar esas levas,
de santa y su fiel tradición
ante la cual nos conllevas,
a fuerza de corazón
y ante tu altar nos elevas.
Reír te veía y lloraba
montando sobre tus carrozas,
esas, con lustre, que usaba
imágenes que transportabas,
el paso, que al paso pasaba
izando sobre las cabezas,
ese fervor que danzaba
con alegres unción y tristezas.
Tienes, Ciudad Rodrigo
en ti, la Santa Semana,
y postrado ante ambos, os digo :
con el Amor con que os ama mi alma
quiero llevar conmigo,
noche, tarde y mañana
esa Cruz con que vivo,
la Vida, que me reclama
a vivir la Semana contigo.