Bendecidos los óleos que se emplearán en las celebraciones eclesiásticas a lo largo del año

En el marco de los días de Semana Santa, que siempre provocan un alto ajetreo en el lugar debido a las múltiples celebraciones y a ser llegada -y en algunos casos también salida- de varias procesiones, la Catedral de Santa María de Ciudad Rodrigo vivió en la mañana del Martes Santo la tradicional Misa Crismal que celebra la Iglesia Católica en cada Diócesis durante esta semana.

Con este motivo, en la Seo mirobrigense se dieron cita todos –o casi todos- los sacerdotes de la Diócesis de Ciudad Rodrigo, quienes estuvieron encabezados por el Obispo Civitatense, José Luis Retana, quién estuvo acompañado por el Obispo emérito de Sigüenza-Guadalajara, el guinaldés José Sánchez. Mientras tanto, en los bancos de la nave central de la Catedral, se dieron cita un nutrido número de fieles, entre ellos varios forasteros y hermanas de distintas congregaciones religiosas de la Diócesis.

Esta Misa Crismal –animada musicalmente al órgano por Manuel José Gutiérrez- incluyó por un lado la renovación por parte de los sacerdotes diocesanos de las promesas de su Ordenación Sacerdotal. Por otro lado, se procedió a consagrar el Santo Crisma que será empleado a lo largo del año en los templos del territorio de la Diócesis para impartir los sacramentos del Bautismo y la Confirmación (también se usaría dado el caso para impartir la Ordenación Sacerdotal).

Este Santo Crisma fue acercado al altar (en esta ocasión ya estaba preparado de antemano, tras haberse derramado aromas sobre el óleo), junto al óleo de los catecúmenos para los bautismos y el que se empleará para la unción de enfermos, que también fueron bendecidos por parte del Obispo José Luis Retana. Como es costumbre, las tres urnas con el Santo Crisma y los otros óleos fueron llevadas a los pies del altar por un sacerdote, una religiosa y una laica.