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Cerezal de Peñahorcada celebra la matanza tradicional con una cochina de 330 kilos
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UN COMPLETO COCIDO SERVÍA DE COMIDA

Cerezal de Peñahorcada celebra la matanza tradicional con una cochina de 330 kilos

Actualizado 25/03/2023 14:25
Miguel Corral

Los vecinos acudieron a la cita para presenciar el proceso matancero paso a paso, desde el chamuscado con paja de centeno al despiece y la subasta de piezas de carne

Este sábado los vecinos de Cerezal de Peñahorcada volvían a vivir una nueva edición de la matanza tradicional. Numerosas personas se sumaban a esta gran fiesta gastronómica en torno al cerdo y todo lo que le rodea, en esta ocasión con una gran cochina que rondaba los 330 kilos de peso, y de la que Manuel Rodríguez y su equipo de ayudantes daban cuenta en menos de dos horas.

La jornada arrancaba con el desayuno típico matancero, en el que no podían faltar las famosas perrunillas y otras pastas acompañadas de aguardiente de La Ribera y licores, un momento al que seguiría el chamuscado con paja de centeno y la limpieza del cerdo.

Con este rico 'aperitivo' comenzaban las labores matanceras con Manuel Rodríguez como ‘director’, principalmente en el proceso de despiece, momento que estuvo amenizado por las dulzainas de la Asociación Atagomsa y un maestro ceremonias, en este Kamaru, que fue narrando todo el proceso y deleitando al personal con alguna copla en torno a la matanza y la cochina.

Y mientras el matarife y sus ayudantes, con el alcalde Juan González al frente, daban cuenta de la cochina, en las escuelas se preparaba un completo cocido para 140 personas, plato que estaría acompañado por postre, pan, vino y café, y que se serviría pasadas las dos y media de la tarde en la carpa instalada frente a las escuelas.

Poco a poco, Manuel Rodríguez iba extrayendo cada pieza del cerdo para ser colgada en los varales instalados sobre unas patas de andamio. Cabe destacar los más de 20 kilos de peso de cada paleta y los 28 de cada jamón.

Una vez con las carnes ya frías, se procedería a la subasta de cada una de las piezas del cerdo entre los asistentes, una buena manera de llenar la despensa a un precio inferior de lo que se encuentra en el mercado, por lo que no es mala solución en tiempos de crisis.