La mujer, ser superior

No sé si el mundo, y la Humanidad dentro de él, tendrá una existencia lo suficientemente larga como para que los hombres podamos purgar tantos males como hemos hecho.

Desde hace unos años a esta parte, no hay medio de comunicación, conferencia, libro, tertulia… en la que no se diga los malos y perversos que los hombres hemos sido.

Es que no hemos hecho nada bien, cualquier cosa, ya sea en ciencia como en arte, en sociología como en economía, no hay nada hecho por el hombre que cualquier mujer, de haberla dejado, lo hubiera hecho mucho mejor. Al parecer, los hombres al haber adquirido, por fin, la conciencia de que las mujeres son mucho mejores, hemos empezado a emplear nuestra fuerza bruta (esto es en lo único que ganamos a las mujeres, de momento) para doblegarlas e impedirlas que desarrollen las muchas cualidades que poseen y de las que el hombre, por el mero hecho de ser hombre, carece, y empieza a darse cuenta de que el estatus logrado a través de los siglos se tambalea.

El hombre no ha aprendido aún y tal vez no aprenda nunca cuál es su verdadero papel en este mundo. Mucho me temo que las capacidades de las que ha sido dotado por la diosa Naturaleza no está la de comprender y admitir que las mujeres son superiores.

Ahora hemos empezado (algunos) a darnos cuenta de los errores que durante miles de años ha estado cometiendo el hombre. Un hombre que ha sometido a la mujer, que la ha maltratado, que la ha violado, que se ha servido de ella para que le tuviera el hogar primorosamente cuidado, que no faltara el alimento, que cuidara de su prole, de “su” prole, porque el hombre se adueñó, no sólo de la mujer sino que además hizo suya toda la familia, es decir mujer, o mujeres, que hasta ahí llegaba la depravación del hombre y por supuesto de sus hijos, a los que utilizó durante muchos siglos, como si fueran ganado.

Algún ignorante se ha atrevido a insinuar que tal vez en épocas pretéritas la utilización de la fuerza por parte del hombre pudiera tener alguna justificación. ¿¡Desde cuando se pode justificar el uso de la fuerza!?

Afortunadamente, la mujer, gracias a su tesón y esfuerzo, ha sacado la cabeza de debajo de la bota en la que el hombre la tenía sometida y ha empezado a arrojar algo de luz sobre tantas y tantas tinieblas. Aún quedan hombres recalcitrantes que se niegan a ver la realidad, hombres que piensan que no han sido, ni son, tan malvados, que lo mejor es empezar un nuevo camino junto a la mujer y construir un futuro en el que no tengamos que estar tirándonos los trastos todos los días. Estos pobres hombres no admiten su condición de maltratador, sus entendederas no están capacitadas para ver el mal que han hecho y que con ese empecinamiento lo único que consiguen es continuar maltratando día tras día. Esperemos que algún día la luz brille en el oscuro cerebro del hombre y sepamos ver las cosas tan claras como son capaces de verlas las mujeres.

Hasta que esa luz no brille en esos cerrados cerebros, el hombre no estará capacitado para decidir las medidas a tomar, eso está destinado a las mujeres.

Hasta entonces, la opinión del hombre, en estas cuestiones, no debe pronunciarse y de hacerlo se le encerrará, con justicia, en las frías mazmorras del ostracismo social de las que nunca tendría que haber salido.

Los hombres, hasta que no enmendemos nuestra perversión, hasta que no restituyamos el mal que hemos hecho a la Humanidad, debemos estar sometidos a las opciones y decisiones de la mujer, por ser ella la capacitada para entender y por lo tanto encontrar las medidas a tomar para que la sociedad pueda vivir en paz y paridad.

Amen.

Estaba a punto de mandar este artículo para su publicación cuando una voz de mujer me dijo que no era justo meter a todas las mujeres en el mismo cajón. Reflexioné durante unos segundos (todo lo que mi cerebro es capaz de reflexionar) y no tuve más remedio que estar de acuerdo, llegando incluso a pensar que lo cierto es que no hay tantas diferencias entre hombres y mujeres, por lo que decidí no mandar el artículo para su publicación. Lo siento por mis lectores, si es que hay alguno, porque este martes os veréis privados de mi artículo. Eso que ganáis.