El Teatro Liceo acoge el estreno de la obra 'Bajar las escaleras de espaldas', de la compañía Edulogic Teatro

El Liceo ha sido espacio del estreno del nuevo montaje de la compañía Edulogic en el que Carlos San Jorge, Jara Aizpurua y Patricia Sánchez dejan a un lado la dramatización histórica y a su magistral Celestina escrita por Isabel Bernardo para volver a una acción contemporánea, tremendamente viva. Encargada por el Ayuntamiento para las celebraciones del mes de marzo, pleno de conmemoraciones sobre la mujer, la obra, no solo trata acerca problemas como el maltrato a la mujer, la dignificación de su persona, de su deseo e incluso la prostitución libremente asumida sino que se atreve a abordar aspectos como la familia, la salud mental o la realización personal… En ella, de nuevo, Carlos Vicente, escribe y también dirige una obra ágil, rápida en la réplica y que nos recuerda poderosamente su anterior “Interior noche” estrenada en el 2021.

En todas las familias cuecen habas, cierto, y ya decía Tolstoi que todas se parecen en la felicidad, pero no en la desgracia. 'Bajar las escaleras de espaldas' cuenta la historia de tres personajes que se unen para brindar por su madre: una prostituta de lujo, una modelo de escuela de arte y un empresario, y es allí, en la casa de este último, donde salen a la luz todos los problemas y tensiones entre tres personajes con los que el público puede identificarse. Una acción que se desarrolla bajo el retrato de la madre, con la imagen de Mª Mar López Martín y en el que se respeta, como en una broma, los nombres de los tres actores para los personajes de un trío de póker.

De nuevo la escritura de Carlos Vicente, ágil de espléndidos diálogos, viva, perfectamente medida para cada uno de los personajes, sorprende y deslumbra al espectador en un tour de forcé en el que lo que más destaca es la absoluta orfandad de los tres hermanos, una vida que arrastra los traumas de una infancia de maltrato que de desnudan a medida que avanza la acción. Una acción en la que la solución del decorado es crucial, porque a medida que los personajes se desnudan y se arrancan la piel, el retrato de la madre toma cuerpo poco a poco, mostrándose como la verdadera protagonista de la obra.

Drama y humor para seguir hablando de los problemas a los que se enfrentan las mujeres, la soledad del hombre de la ciudad, la desmembración de la familia como núcleo acogedor, temas que se desarrollan a lo largo del diálogo de los tres personajes y que golpea al espectador con un drama del que nadie queda indemne, o quizás sí… ese retrato casi de Oscar Wilde, que protagoniza y desencadena la obra.

FOTOS: DAVID SAÑUDO