Tras el pasacalles de mujeres y niños, en la Plaza se procedió a la despedida de la sardina Simplicia, acto al que siguió la degustación de sardinas y chorizo asado
Mujeres vestidas de luto y niños portando la cruz, y el ataúd donde reposaba Simplicia, protagonizaron este miércoles en Villarino el tradicional entierro de la sardina, acto que pone fin a las celebraciones del Carnaval en esta localidad ribereña del Parque Natural Arribes del Duero.
Sobre las cinco y media de la tarde comenzaban los preparativos del entierro en las escuelas viejas, para seguidamente comenzar el popular pasacalles presidido por Jesús y Luis en los papeles del cura y el monaguillo, encargados de oficiar el responso y resto de actos funerarios en recuerdo a la sardina Simplicia, demostrando ambos un gran sentido del humor.
Así y en medio de las correrías de los más pequeños y los sollozos de las más emocionadas por la marcha de la sardina, la ‘procesión’ llegaba a la Plaza, lugar donde el sacerdote y su ayudante oficiaban la bendición de los presentes, hasta que Simplicia fue arrojada finalmente a las llamas como símbolo de su paso al más allá.
A continuación, el público asistente daría cuenta de 30 kilos de sardinas y 20 de chorizo asados a la brasa de la lumbre realizada en la Plaza, todo regado con vino de Arribes o refrescos al gusto.