El Hogar del Jubilado se convertía en punto de encuentro para todos aquellos que quisieran celebrar el Carnaval. De esta manera los más mayores recibían la visita de las más ‘pequeñas’ del pueblo para dar cuenta de una copiosa merienda a base de empanada, embutidos y entremeses. Finalizada la merienda surgiría el cante y los juegos tradicionales para hacer una tarde de lo más divertida.
Fotos: Nieves Martín