Persiguiendo el ferrocarril del futuro.

Cuentan que el próximo 1 de febrero abrirá el tramo de Vía Verde entre Béjar y Plasencia. Noticia esperadísima y vital para el futuro de la provincia, hordas de miles de turistas la invadirán dejando pingues beneficios. Ironías aparte, la Vía de la Plata, línea férrea estructurante del oeste español, al final solo sirve para dar un paseo andando o en bici. A la par de la vuelta a alguna utilidad de esta olvidada línea, en absoluto ferroviaria al desmantelar la infraestructura, surge la contradicción con la ¿prometida? recuperación para devolverla a la Red Transeuropea de Transporte TEN-T. Por supuesto no a la Red Básica. De momento gastan 1’5 millones de euros públicos más en destruirla.

Hace unas semanas un importante despliegue anunció una “nueva” Estación en Madrid, “Las actuaciones desarrolladas por Adif AV, que consolidarán a Madrid-Chamartín Clara Campoamor en referente del transporte del futuro, representan una inversión de más de 1.000 millones” según ese organismo. Donde ya han gastado dinero en varias reformas. Tras la inversión del glorioso año 1992, están inmersos en una nueva remodelación de la madrileña Estación Puerta de Atocha con 200 millones en la primera fase, ahora otros 660 millones en la segunda y falta otra. Y no olvidemos los 1.072 millones del nuevo tercer túnel (para Alta Velocidad) uniendo ambas estaciones, tras un segundo túnel de Cercanías no hace muchos años. Contando siempre con facilidad de acceso a fondos europeos, llevan tres décadas desarrollando la Alta Velocidad con 57.200 millones de euros invertidos en 4.000 km. Ninguno ha caído por tierras charras.

Fuera de Madrid, al menos camina administrativamente la reparación de dos graves errores históricos del ferrocarril español, ese “fuera de” quizás explique su persistencia. Con algún siglo de retraso, diseñan por fin una línea por la costa cantábrica. También recuperan la relación entre Murcia y Andalucía por el Mediterráneo, cerrada el nefasto 1 de enero de 1985. Si servirán también para mercancías, cumpliendo compromisos europeos, está menos claro.

Mientras por aquí desmantelan la articulación del oeste español. Tampoco mueven un papel, ni nada, para concluir de electrificar la vital línea (¿mixta con mercancías?) entre Europa, y Portugal por Salamanca, tras más de 20 años. El tiempo de tramitación de una obra es importante, revela la responsabilidad de los dos grandes partidos políticos en la situación de las infraestructuras del transporte salmantino. Con cartas y fotos municipales al rival político, pero no al amigo, poco se resuelve.

Sigue sin estar claro el futuro de la línea entre Salamanca y Ávila, muy necesitada de modernización. Ni cuando se recuperarán servicios todavía no restituidos, o si alguien se tomará en serio gestionar profesionalmente los existentes (hasta hay plataformas digitales incompatibles). Al menos ya no viajaran usuarios de pie, confiemos. Conseguir nuevos servicios y destinos es una quimera. Quizás recordar el tercermundista ferrocarril de la postguerra lo consideren una distinción para Salamanca Patrimonio de la Humanidad. ¿Peace City World cambiara esto?, por cierto ¿vinieron en tren congresistas y jeques, o en telesilla? Seguiremos esperando muy sentados.