Las gargantillas de San Blas
Aunque con menos pujanza que antaño, las gargantillas de San Blas seguirán poblando numerosos cuellos en nuestra provincia desde el día de San Blas hasta el Miércoles de Ceniza.
Un año más se acerca el 3 de febrero y, con ello, la festividad de San Blas, una fecha de relevancia en nuestra provincia, que va mucho más allá del afamado dicho de “por San Blas la cigüeña verás, y si no la vieres, año de nieves”. En nuestro caso, además de implicar que diversas localidades salmantinas celebren sus fiestas dedicadas a este santo, también se une otra tradición, la de las gargantillas de San Blas.
Esta tradición, sin embargo, resiste a duras penas en nuestros municipios (caso de, por ejemplo, Salamanca, Béjar o Ciudad Rodrigo), en los que busca sobrevivir frente a una globalización y un cambio social que se va llevando por delante sin miramientos aquellas tradiciones más debilitadas en nuestro imaginario colectivo.
En este aspecto, viva pero cada vez con menos fuerza, la tradición de las gargantillas de San Blas (previamente bendecidas) aún sigue ligándonos a esas raíces milenarias en que las creencias y las supersticiones se combinaban para originar una tradición colectiva, que se anclaba a nuestro ser como sociedad en una fecha determinada, heredándose dicha tradición de generación en generación.
De este modo, en pleno invierno, el día de San Blas se entremezclaba con la necesidad de cuidar nuestra salud frente al frío, y para ello, se acudía a una pequeña tira de tela, la gargantilla, que al unirse a nuestro cuello buscaba resguardarnos de enfermedades en la garganta, acariciándonos con suavidad esa parte tan delicada de nuestro cuerpo.
Sin embargo, el inexorable paso del tiempo y el cambio de nuestra sociedad está poco a poco borrando del mapa las gargantillas de San Blas, cuyos vendedores en nuestra capital, con su peculiar percha de la que cuelgan tiras de tela de colores, hoy son ya escasos y con una media de edad alta, hecho que unido a la pérdida de conciencia de esta tradición por gran parte de nuestro paisanaje, hace que las gargantillas se batan en retirada en nuestra tierra y con un futuro muy comprometido.
No obstante, aunque con menos pujanza que antaño, este año las gargantillas de San Blas seguirán poblando un importante número de cuellos en nuestra provincia, cuyas gargantas se fundirán con estas peculiares y tradicionales tiras bendecidas de tela desde el día de San Blas hasta el Miércoles de Ceniza (este año, el 22 de febrero), cuando la tradición marca quitársela y quemar las gargantillas para que el bueno de San Blas cumpla con su cometido de protegernos de las enfermedades de la garganta un año más.
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