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Los Magos logran entre la niebla regresar a la normalidad con una Cabalgata ágil y remozada
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CIUDAD RODRIGO | REYES MAGOS

Los Magos logran entre la niebla regresar a la normalidad con una Cabalgata ágil y remozada

Actualizado 05/01/2023 23:51

Las carrozas (desde las que lanzaron hasta peluches) estuvieron dedicadas a los tres lenguajes universales: el literario, el matemático y el musical

Había cierta ‘preocupación’ debido a la niebla en la que lleva envuelta Ciudad Rodrigo de forma permanente desde la mañana del miércoles, pero Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente tiraron de su magia para no faltar en la tarde del jueves a su cita con los mirobrigenses, protagonizando una espectacular Cabalgata por las calles de la ciudad guiados por los Amigos de la Ilusión. Como se explicó hace unos días en la presentación de la Cabalgata, esta Asociación ha trabajado este año más que nunca, para configurar hasta 6 nuevas carrozas.

Por un lado, el pasado lunes ya se vio el nuevo look de la destinada al Cartero Real, en la que se han remozado los laterales, dotándolos de más luz, que brilló durante toda la Cabalgata. Precisamente la luz es el eje de las otras dos novedades extraordinarias: una nueva Estrella de Belén a base de leds, y una carroza en la que se han colocado diversos elementos lumínicos (ciervos y esferas), que sustituye a la que contenía a personajes de anteriores cabalgatas (como Bob Esponja).

Como siempre, las carrozas estrella han sido las de los Magos de Oriente, que como se puede ver en las imágenes, estaban coronadas por la inicial de cada uno de ellos, que por cierto pasaron apuradas por la bóveda grande de las Puertas de Amayuelas (hubo que realizar ciertas maniobras para entrar lo más rectos posible para coger la máxima altura de la bóveda).

Estas carrozas reales estaban dedicadas a los tres lenguajes universales: el literario, el matemático y el musical. La dedicada al literario fue la de Melchor, que lucía unos libros gigantes de cuentos clásicos (La Bella y la Bestia, Pinocho, El Principito o El Patito Feo), junto a otros más pequeños y letras sueltas; la dedicada al matemático, la de Gaspar, con múltiples números, gomas de borrar, calculadoras a cada lado, y una serie de operaciones matemáticas en su parte trasera; mientras que la del musical fue la de Baltasar, con numerosas notas musicales, y varios instrumentos, como arpas, bandurrias o xilófonos.

Según explicaban hace unos días los Amigos de la Ilusión, las carrozas de los Magos de este año tenían un toque ‘más infantil’, aunque había unas cuantas referencias entendibles sobre todo -por una cuestión de edad- por adultos, a la familia Telerín, a Los Trotamúsicos o a Petete. En cada carroza, junto al Rey, desfiló su paje, sentado entre las letras de la leyenda ‘Reyes Magos’, que estaban repartidas por los escalones de la estructura.

Los Reyes se encargaron de lanzar durante el recorrido los habituales kilos y kilos de caramelos, con la novedad de que eran ‘blandos’, para así evitar que resultasen dañados los miles de espectadores que estaban siguiendo su recorrido por las calles, que como es costumbre, se fueron moviendo de un sitio a otro para verles varias veces. Este año, esos movimientos tuvieron que ser más ágiles, ya que la Cabalgata fue bastante rápida, alcanzando los Magos la Plaza Mayor apenas una hora después de haberse puesto en marcha.

A esa reducción de tiempo ayudó que el recorrido quizá fue un poco más corto: debido a las obras de la Avenida de España, el tramo inicial de la Cabalgata fue absolutamente diferente, comenzando por salir de la nave municipal hacia el Paseo de Carmelitas en vez de por la Avenida de Arcachon. A partir de ahí, tomaron la calle Virgen de la Peña de Francia (junto al Colegio Miróbriga) para salir hacia la Avenida de Béjar, que recorrieron hasta la altura de la calle Laguna, por la que se pasó en sentido inverso al habitual, pero de nuevo con una enorme multitud congregada.

Por la calle Santa Clara, se alcanzó la Glorieta del Árbol Gordo para realizar el tramo final habitual: Avenida de España, Avenida de Yurramendi, Plazuela de San Salvador, Díez Taravilla, Colada (con las habituales dificultades para el giro) y Plaza Mayor, donde hubo un espectacular ambiente. En el ágora se lanzaron desde las carrozas de los Magos las últimas unidades de otra de las grandes novedades de la Cabalgata de este año: peluches, que en cuanto se empezaron a ver tirar, fueron muy demandados, dejándose de reclamar caramelos para pedir peluches.

Como es costumbre, también repartieron caramelos (que se recuperaban este año tras no tirarse el año pasado por la pandemia) los grupos de animación que acompañaron la Cabalgata (algunos de ellos en forma de vehículos, como el que llevaba un copo de nieve), siendo el más numeroso el Grupo Scout Kennedy, cuyos integrantes escoltaron como es costumbre las carrozas de los Magos con antorchas. Dentro de este apartado de los grupos, fue novedad que hubo dos jóvenes en zancos. Asimismo, se contó con vehículos de los Bomberos, Guardia Civil, Policía Local (que se encargaron de los preceptivos cortes de tráfico) y Cruz Roja.

En la Plaza Mayor, todos los grupos de animación, y especialmente los Magos, se dieron el habitual baño de multitudes, mientras sonaba el Reloj Suelto de la Campana del Ayuntamiento, completándose la bienvenida con el lanzamiento de confeti desde un vehículo que desfiló toda la Cabalgata (adornado con focas), y de fuegos artificiales desde lo alto de la Casa Consistorial (se puede ver en el vídeo que figura más abajo).

Una vez los Magos bajaron de las carrozas, subieron a la balconada de esa Casa Consistorial, donde se encontraban múltiples familiares del alcalde y los concejales (así como otras personas que habían subido hasta allí). Tras una foto de familia en el salón de plenos, Marcos Iglesias procedió a entregar a los Magos la llave mágica con la que abrirán todas las casas mirobrigenses. En ese momento, los propios Magos dirigieron unas palabras a los niños, antes de llegar a firmar algún autógrafo en la balconada.

El encargado de cerrar la Cabalgata fue Joaquín Sánchez ‘Tato Galerías’, que un año más ejerció como speaker, animando a lanzar unos cuantos vivas a lo largo de la tarde. A continuación, los Reyes bajaron a los soportales de la Casa Consistorial para recibir a todos los niños que quisieron saludarles. Para evitar riesgos, este año se había establecido que los Magos no besasen ni cogiesen a los niños, que sí tuvieron la oportunidad de hablar con ellos y sacarse fotos. Como la Cabalgata fue rápida, esta recepción a los niños empezó bastante pronto, pasado sólo algún minuto de las 20.00 horas.