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Obleas Pan de Ángel, un referente del emprendimiento rural
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CON MÁS DE 150 AÑOS DE TRADICIÓN, LA EMPRESA FUE FUNDADA EN 1974

Obleas Pan de Ángel, un referente del emprendimiento rural

Actualizado 01/01/2023 19:50

Ubicada en la localidad de Cipérez, la trayectoria de la empresa de Fabián Martín es considerada un ejemplo de tenacidad en el sector empresarial de Castilla y León

Las obleas Pan de Ángel son el fruto del trabajo y la experiencia de cuatro generaciones de artesanos, una fina masa de harina, huevo y azúcar, horneada en su justa medida, la convierten en un producto de alta gastronomía asequible a cualquier bolsillo y apropiado para todas las edades; porque lo bueno no tiene por qué estar reñido con la economía, especialmente en los tiempos que corren.

Pan de Ángel S. L. es un claro ejemplo de la diversidad y posibilidades empresariales que ofrece la provincia salmantina y, en especial, la comarca de Vitigudino. Nacida bajo la tradición familiar, esta empresa se encuentra ubicada en la localidad de Cipérez y es actualmente la mayor empresa productora de obleas de España gracias a la modernización constante de sus instalaciones y maquinaria.

Con una capacidad de producción de 22.000 obleas a la hora, ofrece empleo a un total de 24 personas, y su mercado principal se extiende por toda España, además de Portugal, país cuya distribución recae en empresas comerciales. Las obleas Pan de Ángel pueden adquirirse en panaderías, tiendas de barrio y también en grandes superficies. Son consideradas una de las estrellas de la gastronomía salmantina, por lo que es uno de los productos promocionados por la Diputación de Salamanca a través de su programa ‘Salamanca en Bandeja’.

Por ello, el reto al que se enfrenta Fabián Martín (hijo), cuarta generación de Pan de Ángel, es lograr su expansión por Europa, pues no en vano su empresa está calificada bajo la norma IFS sobre calidad y seguridad alimentaria por la que se rige el comercio en países como Francia, Alemania e Italia, además de la norma BRC para Reino Unido.

Como explica Fabián Martín, ambas certificaciones se llevan a cabo mediante una empresa externa de auditores que controlan todo el proceso de elaboración, desde la entrada de las materias primas en la fábrica, con sus correspondientes certificados de trazabilidad, a la salida del producto en la zona de embarque. Esto obliga a seguir un exhaustivo control de cada lote de obleas mediante un registro diario en el que se reserva una muestra del producto como medida de seguridad alimentaria. A ello se suma la formación de sus empleados en materia de higiene, calidad y seguridad alimentaria y en el trabajo.

La incorporación de moderna maquinaria a sus instalaciones utilizando la más alta tecnología, le ha permitido aumentar la producción y a la vez amortizar estas inversiones, aunque la llegada de la pandemia y a continuación la guerra en Ucrania ha encarecido considerablemente los costes de producción de obleas, como señala Fabián Martín. A este respecto, asegura que la subida de la electricidad, el gas y materias primas como la harina han originado que se haya duplicado el coste de producción, obligando a una subida del producto final en el mercado al que accede el consumidor, aunque “la subida que hemos aplicado es inferior a la subida del coste de producción, por lo que para mantener la calidad de nuestro producto hemos decidido reducir a una parte del beneficio”. En cualquier caso, gracias a ese esfuerzo económico asumido por Pan de Ángel, el precio de sus obleas es más que asequible para cualquier bolsillo. Sin duda, precio y calidad del producto deben ir siempre unidos para lograr el éxito en los mercados, y Pan de Ángel no es ninguna excepción. Junto a un precio competitivo, dentro de cada bolsa o caja se encuentra un producto que se adapta a cualquier paladar, capaz de abrir las puertas de cualquier reunión y de estar a la altura de la cocina más exigente.

“El secreto está en la masa”

Con un suave aroma a vainilla, su sabor denota productos tan naturales como la leche, la harina o el huevo, toda una sensación al gusto con el crujiente chasquido que produce bajo el paladar y el toque especial de una tradición de artesanos que ha trascendido hasta nuestros días. Como siempre recuerda Fabián Martín (padre), precursor de esta tradición familiar y que llevó al ámbito empresarial, “el secreto está en la masa”, algo que se resiste a desvelar más allá de los productos que cualquiera pueda adivinar.

Junto a esa materia prima de primerísima calidad, las obleas Pan de Ángel atesoran los años de experiencia de una familia y denotan en el gusto el “cariño” con el que están hechas, como cuando cada oblea salía de entre dos planchas de hierro calentadas a la lumbre. Pero además de hacer de lo natural algo sencillo, Pan de Ángel ha unido a la elaboración de sus obleas un riguroso control de calidad para garantizar un producto final tan exquisito como fiable, sin conservantes ni colorantes añadidos.

“Como dijo un médico, quien come obleas y bebe un vaso de leche al día, llega a 100 años sin pasar por la enfermería”. Y es que el consumo de las famosas obleas de Cipérez está especialmente recomendado para aquellas personas con problemas en el aparato digestivo y son el complemento ideal de otros productos naturales como la miel, queso fresco, leche o mermeladas. Por sus cualidades en cuanto a la suavidad de su sabor y textura al paladar, las obleas Pan de Ángel S. L. han sido desde siempre invitadas de honor en celebraciones, reuniones y cualquier evento social; casi siempre ligadas a la amistad y especialmente familiares, símbolo de amabilidad y ligada a las fiestas rurales, donde nunca puede estar ausente, unas características que permanecen innatas en las famosas obleas de Cipérez por ser un aperitivo inigualable en cuanto a su exquisitez.

De 80 obleas al día a 22.000 a la hora

Pero llegar hasta aquí no ha sido fácil. Fabián Martín (padre) no tuvo ante sí un camino de rosas precisamente. A su regreso de Alemania, lugar donde estuvo trabajando, se le ocurrió montar una granja de cerdos, animales que tuvo que sacrificar ante la irrupción de la peste porcina, lo cual fue un duro golpe para un joven empresario.

Aquella desgracia hizo que el mundo se le viniera encima, por lo que decidió regresar de nuevo al país bávaro hasta recomponer su situación económica, pero Fabián sabía que el futuro lo tenía en su pueblo, así que regresó a Cipérez en 1974 para recuperar el oficio que le enseñaron su padre y su abuelo, y que a su vez ambos aprendieron de sus antecesores.

Fabián Martín volvió a echar mano de las viejas planchas de hierro para hacer las obleas que vendían en las fiestas de los pueblos y para acontecimientos familiares señalados. Su producción se limitaba a 80 obleas al día, pero lo que en principio era todo un escollo difícil de salvar, su elaboración totalmente artesanal sería a la postre su mejor reclamo para introducirse en varios supermercados de Salamanca.

Muchos no daban un duro por aquella apuesta, pero Fabián Martín demostraría que no estaba loco y que era un empresario con una visión del negocio adelantado a su tiempo. Todas las puertas se le cerraron, excepto la que le mantuvo abierta un amigo director de una sucursal bancaria.

Con aquella entidad financiera contrajo un crédito de 6.000.000 de pesetas al 21% de interés, además de comisiones, pero que le permitiría adquirir la primera máquina para elaborar obleas. A partir de aquella primera máquina sus ventas se incrementaron de tal forma que le resultaba difícil atender a sus clientes, así es que fue ampliando la empresa y adquiriendo nuevas máquinas más avanzadas y rápidas. En 2015 inaugura sus nuevas instalaciones, una nueva fábrica con dos modernas máquinas que, con las dos máquinas en sus primeras instalaciones, es capaz de producir 22.000 obleas a la hora. Su próximo paso será la instalación de dos cadenas de empaquetadoras de obleas en caja “para adaptarnos a cualquier demanda del mercado”, añade Fabián Martín (hijo).

Desde hace unos años, la empresa recae en su hijo, cuarta generación y también de nombre Fabián Martín. Hoy obleas Pan de Ángel de Cipérez son conocidas en toda España, son el fruto de la experiencia, la perseverancia, el trabajo y el ingenio de una familia, por lo cual ha sido objeto de distintos reconocimientos a nivel provincial y autonómico, razón por la que son un motivo más para que los habitantes de la comarca de Vitigudino se sientan orgullosos de algo más que nace en esta tierra.

Oblea de Oro

Precisamente, con el objeto de reconocer a aquellas personas que luchan por su tierra y en defensa del medio rural, Obleas Pan de Ángel creó en 2016 la Oblea de Oro, un galardón que han recibido Santiago Martín ‘El Viti’, Vicente del Bosque, Caja Rural de Salamanca, la exconsejera de Sanidad, Verónica Casado y el periodista César Lumbreras.

Concurso de recetas

Una de las últimas iniciativas puesta en marcha por Pan de Ángel ha sido la creación de un concurso de recetas que tengan como base las famosas obleas de Cipérez. Su segunda edición de este certamen, celebrada en 2022, lograba traspasar las fronteras salmantinas y colarse entre los restaurantes más famosos de las nueve provincias de Castilla y León, demostrando así que este producto tiene mucho que decir en la alta cocina.

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