El Gardón, guardián de la frontera

Sumido hoy en el olvido, como una simple finca privada perdida en el oeste salmantino, El Gardón antaño constituyó una llave más de la defensa de la frontera leonesa frente a Portugal, con una pequeña fortaleza de la que aún perviven restos de sus muros defensivos, cuyo uso hoy se encuentra reconvertido como parte de una explotación ganadera.

Y aunque el castillo de El Gardón no era una gran fortaleza en cuanto a tamaño, esto no le impedía cumplir su misión de vigilancia, defensa y disuasión ante posibles ataques, reforzando con ello el sistema de defensa de la gran plaza fuerte de nuestro Oeste, Ciudad Rodrigo, algo más cobijada de la frontera, aunque siempre vigilante sobre ella.

En este aspecto, Gómez Moreno en su ‘Catálogo Monumental de España’ databa la construcción de la pequeña fortaleza de El Gardón en el reinado de Fernando II de León (en paralelo por tanto a la construcción de la muralla de Ciudad Rodrigo impulsada por este monarca), en la segunda mitad del siglo XII, si bien la falta de documentación impediría corroborarlo con seguridad, aun y cuando dicha datación parecería perfectamente razonable y lógica.

Y es que, ha de tenerse en cuenta que las características de la muralla del castillo de El Gardón llevan a encuadrarla sin duda en los modelos constructivos desarrollados en el sur del Reino de León en los siglos XII y XIII, si bien esta fortaleza no se recoge en la documentación medieval con la denominación con la que posteriormente se ha conocido, lo que deja el campo abierto a plantear hipótesis.

De este modo, por un lado se podría pensar que este castillo se correspondería con la atalaya de Martín Rodrigo, un punto defensivo de este mismo entorno que aun hoy resulta una incógnita, y cuya existencia mencionaba Alfonso IX de León en 1227 al delimitar los límites de la puebla de Vilar Maior.

Por otro lado, Cobos Guerra, De Castro Fernández y Canal Arribas también apuntaban, en su obra ‘Castros y recintos de la frontera de León en los siglos XII y XIII’, la teoría de que Castillejo de Dos Casas, localidad cercana a El Gardón, podría haber tomado su nombre precisamente de esta fortaleza, al ser un castillo pequeño que apenas contaba con casas en su interior. Una fortaleza que, en todo caso, habría dado apellido al hoy municipio de La Alameda de Gardón, contiguo también a esta vieja fortificación.

Respecto a la estructura del castillo, la fortaleza de El Gardón estaba conformada por una pequeña muralla de planta ovalada construida en cal y guijarros, sobre la que sobresalía una torre de tamaño bastante modesto, de planta cuadrada y construida en mampostería, que servía para defender el acceso al interior del recinto mediante una entrada en codo hacia la puerta principal del pequeño núcleo de El Gardón.

No obstante, hoy, más de ocho siglos después desde su construcción, el antiguo castillo de El Gardón aparece casi irreconocible respecto a su estructura y función original, al haber perdido gran parte de sus muros con el paso del tiempo, con una torre muy desfigurada por el devenir de los siglos, y con los restos del muro de la fortaleza apenas resistiendo en las caras este y sur del recinto amurallado, conservándose, eso sí, casi íntegra la mitad este del trazado aunque con las heridas inevitables del tiempo.

Y es que, si la historia tenía un pequeño lugar reservado para El Gardón hace siglos como guardián de la frontera de León frente a Portugal, el paso del tiempo acabó por hacerle perder ese papel, cuyo guante recogió como gran baluarte en primera línea de frontera el Real Fuerte de la Concepción, en la cercana Aldea del Obispo, que con su gran planta de forma estrellada nos muestra la vieja voluntad de defender un territorio donde la provincia de Salamanca se hermana con la Beira Alta portuguesa.