El Ateneo de Salamanca busca, y merece, una sede estable

Mañana, dos de noviembre, el Presidente del Ateneo salmantino, D. Luis Gutiérrez, presentará en la Sala de la Palabra su libro El Ateneo de Salamanca 1912-1924. Durante la presentación describirá cómo fue aquella lejana primera etapa del Ateneo, caracterizada por una dinámica vida cultural, apoyado con fuerza por la Universidad Salmantina y, como Presidente, por D. Miguel de Unamuno. Nos contará también qué factores intervinieron en su progresiva pérdida de dinamismo, hasta su desaparición, después de una docena de años meritorios y fructíferos.

La presentación de este libro, es también, inevitablemente, una reflexión sobre las tres etapas históricas de nuestro Ateneo, hasta el día de hoy y un humilde manifiesto dirigido tanto a la ciudad de Salamanca como a los ateneístas que siguen con pasión heroica las realizaciones y avatares de esta Institución, por definición, el alma y la imagen de la Cultura en nuestra ciudad. Una ciudad apellidada para siempre por Europa, Salamanca, Ciudad de Cultura.

Después de aquel 1924, ha habido otras dos etapas de vida saludable del Ateneo, hasta nuestros días: desde su renacimiento en 1957 hasta el año 2007, ha habido una segunda larga etapa en la que la Institución ha surcado el océano de la Cultura, a toda vela, provista de un buen “velero”. Inició su andadura, este Ateneo, en un local situado en la calle España, 9 (hoy Gran Vía), local que tuvo que abandonar en 1975 y trasladarse al de la Calle Zamora, 64; pero en febrero de 2015 también tuvo que dejarlo debido a que la famosa ley Boyer sobre liberación de alquileres permitió a los propietarios poner un precio al alquiler inalcanzable para una asociación cultural sin ánimo de lucro como es el Ateneo. A pesar del golpe el Ateneo siguió, y ha seguido hasta el presente, de la mano del actual Presidente y de un grupo de ateneístas que, con la energía que da el amor a la Cultura y a la Ciudad de Salamanca, han seguido navegando contra viento y marea ( permítanme seguir con la metáfora marina).

Han seguido presentes en nuestra ciudad hasta el día de hoy, sin una sede que cobija y dé identidad al consolidado proyecto. El otro día, entre conferencia y conferencia sobre Miguel de Unamuno y otros grandes literatos, comentábamos en pequeño grupo que la metáfora de un cuerpo y un alma era la apropiada para referirnos a instituciones como el Ateneo: el cuerpo es la sede física y concreta, el alma es el activo grupo de ateneístas que la empujan y la gran mayoría de salmantinos amantes de la Cultura. Sin cuerpo, sin sede, la existencia es etérea y obligada a un continuo peregrinar en sedes ajenas: sin sede no se puede crecer, no se puede apenas crear, se tiene la vivencia de los desgraciados sin casa, sometidos día a día a la intemperie de las calles.

Esta ha sido la lucha, voluntaria y por tanto bella, de estos últimos años sacando adelante el Ateneo salamantino, gracias a la energía y amor a la Cultura de D. Luis Gutiérrez.

Hoy es el día apropiado para una petición cargada de ilusión y realismo, al Ayuntamiento, que, estamos seguros, no va a desoír esta demanda, pues nuestros elegidos en las urnas también tienen ese corazón que no puede funcionar sanamente sin el alimento del conocimiento, del arte, de la Cultura de nuestra ciudad.

La historia del Ateneo salmantino cobra todo su sentido cuando llega hasta el presente, cargado de ideas y proyectos futuros.