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Los pasadizos del Côa, un complemento al Museo, a los grabados rupestres y al Duero
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UNIENDO DOS PATRIMONIOS MUNDIALES DE LA HUMANIDAD

Los pasadizos del Côa, un complemento al Museo, a los grabados rupestres y al Duero

Actualizado 16/09/2022 14:09
Raquel Martín-Garay

Una pasarela de madera de casi un kilómetro y 890 escalones une el Museo del Côa con la orilla del río

El municipio portugués de Vila Nova de Foz Côa tiene un incentivo más desde el pasado 9 de septiembre. Se trata de una pasarela de madera de 930 metros de longitud, que une el edificio del Museo del Côa con la antigua estación ferroviaria del mismo nombre, a la altura de la desembocadura del río Côa en el Duero.

Son 890 escalones para salvar un desnivel de 160 metros, desde los cuales es posible contemplar de una forma inmersiva el paisaje del Douro Superior, observar las viñas cultivadas en bancales de pendientes imposibles y las tierras incultas en la ladera solana. La pizarra es aquí el tipo de roca más abundante.

La pasarela arranca en el Museo, en lo alto de una colina donde, intencionadamente, el edificio fue construido con materiales que le permiten mimetizarse con el ambiente agreste que lo rodea. En su recorrido se puede disfrutar de la vista de los dos ríos, el Duero y el Côa.

Y contemplar los dos patrimonios mundiales que aquí se unen: los Grabados Rupestres del valle del Côa (unidos al enclave de Siega Verde, en Salamanca) y el paisaje del Alto Douro Vinhateiro.

El primer reconocimiento llegó en el año 1998, cuando la Unesco declaró Patrimonio Mundial de la Humanidad el valle del Côa, por ser el mayor museo al aire libre del mundo en arte rupestre.

Toda la ribera del río Côa es una muestra a cielo abierto del arte que nuestros antepasados dejaron en la era del Paleolítico Superior. Se supera el concepto de frontera, pues la muestra se extiende desde Siega Verde, en la comarca de Ciudad Rodrigo (España), hasta el valle del Côa.

Aún se pueden ver los restos de la construcción del pantano iniciada en los años noventa, que estuvo a punto de dejar sumergido uno de los santuarios de arte rupestre a nivel mundial, y que fue paralizada por la oposición de la comunidad científica, de activistas de todo el país y por la población de Foz Côa. No fue una decisión exenta de polémica, pues en aquel momento habían sido descubiertos apenas los primeros paneles y se desconocía aún la dimensión que este enclave podría tener.

Además, por su paisaje, su forma de cultivar la viña y de hacer vino, esta región del Duero fue declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad en 2001.

Es este un paisaje donde avistar aves rapaces, como el Águila Bonelli, comprender la importancia arquitectónica y agrícola de los palomares y la historia de la Línea del Duero, una de las vías férreas más atractivas de Portugal, que hasta los años ochenta atravesaba estos parajes en dirección al apabullante escenario del valle del Águeda, a la altura de La Fregeneda (Salamanca), y cuya reactivación hasta la frontera está siendo objeto de estudio desde mayo de 2021.

Está disponible una aplicación móvil de los Pasadizos del Côa para conocer la flora y fauna del entorno, el arte rupestre y el ferrocarril que unió una vez estas tierras con la capital charra.

La obra ha sido realizada por el ayuntamiento de Vila Nova de Foz Côa, contando con financiación europea a través del programa FEDER.

Fue inaugurada el pasado viernes, 9 de septiembre, en una ceremonia en la que estuvieron presentes la Secretaria de Estado de Turismo, Comercio y Servicios, Rita Marques y el Secretario de Estado de Juventud y Deporte, João Paulo Correia.

El concejo de Vila Nova de Foz Côa pertenece administrativamente al distrito de Guarda y geográficamente a la región del Duero. Tiene unos 8.000 habitantes, que viven en alguna de las 14 localidades que lo componen.

Más información en www.passadicosdocoa.pt