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La épica historia de la llegada del tren a Bragança
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MUSEO FERROVIARIO

La épica historia de la llegada del tren a Bragança

Actualizado 01/09/2022 10:00
Raquel Martín-Garay

A la ciudad trasmontana le costó estar comunicada. El día de mañana podría recuperar el ferrocarril gracias al AVE que va a Galicia

El Museo Ferroviario de Bragança es un espacio dedicado a contar la historia de la muy atribulada llegada del tren a la ciudad, de la Línea del Tua y de los comienzos del ferrocarril en Portugal.

Reabrió en abril de 2019, impulsado por la Cámara Municipal, después de estar cerrado 17 años, tras su inauguración en los años ochenta. Pertenece a la red museológica del Museo Nacional Ferroviario (MNF), ubicado en la localidad de Entroncamento.

Este interesante y muy bien nutrido espacio expositivo pasa casi desapercibido en la ciudad trasmontana. Sus instalaciones se encuentran al final de la avenida ajardinada existente en las traseras de la antigua estación de trenes de Bragança, hoy reconvertida en estación de autobuses. Un paseo urbano que ocupa lo que antes eran los raíles que conectaban el nordeste trasmontano con el resto de la región y del país.

La Linha do Tua era uno de los cuatro ramales de la Linha do Douro (junto con la Linha do Corgo, do Tâmega y do Sabor). Unía Foz Tua, -en la desembocadura del río Tua en el Duero-, con Mirandela y con Bragança. El total del trayecto tenía 134 km. En su primer tramo, atravesaba el valle del Tua, siguiendo el curso del río por su margen izquierda. Una obra de ingeniería testaruda para la época, que llevó a perforar los peñascos graníticos del valle, y que obligó a la construcción de 10 túneles, varios viaductos y múltiples puentes.

La mayor parte de este patrimonio artístico se localizaba en los primeros 20 km de la vía, los más complicados. Hablamos en pasado, pues este tramo quedó sumergido cuando se construyó el embalse del Vale do Tua hace una década, una obra muy controvertida en su momento y, aún hoy, generadora de polémica en la región.

Estos primeros kilómetros fueron los más peligrosos durante la construcción, cuyo trazado solo pudo ser parcialmente diseñado por el ingeniero António Xavier Almeida Pinheiro, teórico de la obra, dado que únicamente al ir perforando el terreno se conoció con detalle la naturaleza de esta accidentada orografía.

Este primer tramo, entre la desembocadura del río Tua y Mirandela (54 km) fue construido por una empresa española e inaugurado en 1887. Casi veinte años tardó en ser inaugurada la segunda fase, entre Mirandela y Bragança (80 km), después de salvar grandes obstáculos financieros.

La Línea del Tua era una vía estrecha construida en ancho métrico. Así fue delineada porque suponía menores costes de construcción, pero también por la naturaleza del terreno por donde circulaba y porque el flujo de pasajeros y de mercancías que se preveía era limitado en comparación con otras zonas del país. Tras os Montes era y sigue siendo una región económica y demográficamente humilde.

La Línea del Tua cerró entre Mirandela y Bragança en 1992. El resto de la vía fue clausurado en 2008. Actualmente, la región portuguesa de Tras os Montes, en el nordeste del país, frontera con España, no tiene un solo kilómetro de ferrocarril, estando desligada de la red ferroviaria nacional.

La llegada del ferrocarril a Portugal

A mediados del siglo XIX Portugal era un país carente de una red de infraestructuras que permitiesen una organización territorial fundamentada en la comunicación entre regiones. Sin embargo, a pesar de que la prioridad fuese crear una red de comunicaciones interna, la llegada del ferrocarril fue impulsada por dos motivos: unir Lisboa con Madrid y la capital con Oporto. Con este par de objetivos se cumplía uno mayor, que era unir Portugal a Europa a través de España, y a América mediante los principales puertos del país.

El primer tramo de ferrocarril en Portugal fue inaugurado el 28 de octubre de 1856, entre Lisboa y Carregado. El tren llegó a la frontera española por Badajoz en 1863, y a Oporto en 1877.

Las grandes máquinas a vapor, el furgón y los carruajes de primera y tercera clase

Formando parte de la exposición, encontramos ejemplos de vagones de pasajeros de primera, de segunda y de tercera clase. Según nos contaron en el Museo Ferroviario de Macinhata do Vouga, en la región de Aveiro, la tercera clase pervivió en Portugal hasta finales del siglo XX.

Alemania era la fábrica de Europa ya en el siglo XIX y de este país proceden casi todas las locomotoras expuestas en el Museo Ferroviario de Bragança. Son alemanas y belgas. Tras la Primera Guerra Mundial, además, Portugal recibió mucho material circulante germánico, pues era una manera mediante la cual Alemania, con excedentes de la industria metalúrgica, pagaba el haber perdido la guerra, que Portugal había hecho en el bando que resultó vencedor.

La locomotora N1 (año de fabricación, 1887), la CP E55 (1889) o la CP E114 (1907) fueron adquiridas a la Machinenfabrik Emil Kessler, de Esslingen (Alemania). El furgón CN Dfv 258 (1890) fue construido por la Compagnie Internacionale de Construction, de Braine-le-Comte (Bélgica).

Originalmente, eran propiedad de la Companhia Nacional (CN), cuyas siglas aparecen en su denominación, pero a partir de 1947 pasaron a formar parte del material gestionado por la Companhia dos Caminhos de Ferro Portugueses (CP), que sigue siendo la principal operadora ferroviaria en Portugal.

Estas máquinas acabaron siendo conocidas por los topónimos de la región por donde circulaban. A pesar de la llegada de las automotoras Allan a la Línea del Tua en los años cincuenta, estas locomotoras a vapor se mantuvieron en servicio en esta vía hasta mediados de los años setenta del siglo pasado. Y hasta principios de los años ochenta existió algún tren a vapor en Portugal en servicio regular.

Abílio Beça, "el padre" del tren a Bragança

El Museo dedica una buena base documental a la familia Beça y, en particular, a Abílio Beça. Este político trasmontano fue el mayor impulsor de la prolongación del tren desde Mirandela hasta Bragança, no cejando en el empeño hasta que vio llegar el tren a la ciudad el 1 de diciembre de 1906, casi veinte años después de la inauguración de la primera parte de la vía.

Presionó en Lisboa y a nivel regional, aprovechando su condición de diputado en el Parlamento y de Gobernador Civil de Bragança. Se involucró personal y económicamente en el proyecto, siendo uno de los inversores que posibilitó las obras, convenciendo, a la vez, a otros para que pusieran dinero o cedieran sus terrenos sin necesidad de recurrir a la expropiación.

Bragança perdió el tren hace 30 años. Recientes estudios realizados por ingenieros de la Associação Vale d´Ouro avalan la futura unión de Oporto con la frontera española a través de Bragança, hasta la comarca zamorana de Sanabria, dando continuidad por el norte del Duero a la futura alta velocidad entre Lisboa y Oporto y uniendo ésta con la alta velocidad española en el eje Madrid-Galicia.

El Programa Nacional de Inversiones recogió el objetivo del Ministerio de Infraestructuras portugués de conectar por ferrocarril todas las capitales de distrito y ciudades de más de 20.000 habitantes, dentro de un plan de cohesión interna y consecución de los objetivos europeos de movilidad sostenible.

¿Llegará de nuevo el tren a Bragança? ¿Habrá una esperanza para esta frontera ferroviaria?

Sea como fuere el futuro, el Museo Ferroviario de Bragança merece una visita hoy. Probablemente sea el espacio museológico más desconocido de la ciudad. Pero vale la pena acercarnos a la estación, en la Avenida João da Cruz, descubrir los raíles transformados en soporte para bancos, traspasar las puertas del museo, -que fue cochera para trenes en otra vida-, y emplear un buen rato en deambular por sus estancias, leer la abundante información con que está documentado y curiosear el interior de algunos vagones. La entrada es gratuita.

Horario: De martes a domingo de 9:00 a 13:00 y de 14:00 a 17:00 (hora portuguesa). Lunes cerrado.

Más información: +351 273 304 200 / [email protected]