Problemas de última hora impidieron que el Festival pudiera desarrollarse en los Fosos de la Rúa del Sol como ocurría desde 2015
Ciudad Rodrigo tuvo en la noche del sábado su cita veraniega musical más veterana: el Festival Farinato Sound promovido por la Asociación del mismo nombre (aunque a efectos oficiales este año ha sido organizado por las concejalías de Juventud y Cultura del Ayuntamiento), que volvía para festejar su 10ª edición tras no poderse desarrollar los dos veranos previos por culpa de la pandemia.
Curiosamente, tras tres largos años de impás respecto al último Festival, imprevistos de última hora casi se llevan por delante también esta edición: con el escenario ya montado en la ubicación prevista, el foso izquierdo de la Rúa del Sol, y una carpa lista al lado para los artistas y la organización, surgieron problemas a la hora de poder llevar a cabo en el foso el montaje técnico que era necesario.
Con el reloj en contra, se tomó la decisión, para que el Festival pudiera celebrarse, de recolocarlo en la zona de Bolonia, en concreto, en la trasera del Cuerpo de Guardia del Registro. Esta zona de Bolonia no era desconocida para el Festival Farinato Sound, ya que de 2012 a 2014 fue su emplazamiento (aunque en una posición más ‘centrada’), antes de que en 2015 se bajase al foso, donde se había celebrado ininterrumpidamente desde entonces (la 1ª edición, en 2011, tuvo lugar en la Plazuela del Buen Alcalde).
El cambio tan tardío de ubicación del Festival hizo que no fuera posible montar un escenario, cantando y tocando los artistas a ras de calle (excepto los baterías, que tuvieron una pequeña plataforma). Esto sí que hizo que el público se situase muy cerca de los artistas, para así poderles ver lo mejor posible sin que nadie les tapase. De igual modo, todos los que se acercaron por la zona tuvieron la oportunidad de vivir de lleno el Festival, mientras que otros años solo lo llegan a hacer los que se animan a bajar al foso.
Este 10º Festival Farinato Sound fue abierto por el grupo salmantino Saltinvanquis, con una propuesta de rumba/flamenco fusión que despertó mucho entusiasmo entre el público congregado. A continuación, tomó el relevo el grupo de Santander The Four Breakers, con temas tanto propios como internacionalmente conocidos del género soul. En este caso, la falta de escenario facilitó que su cantante se animase a moverse entre el público mientras cantaba.
La velada en Bolonia prosiguió con el grupo de rockabilly Flamingo Tours (llegado de Barcelona), que cuenta con dos discos propios en el mercado, cerrándose el Festival con la propuesta más ‘dura’: Sonic Trash, una formación originaria de Bilbao que apuesta por el denominado postrock. Todos aquellos que se fueron acercando a lo largo de la noche del sábado por la zona tuvieron la oportunidad de tomar algo en la barra de bar allí instalada. En sus inmediaciones, hubo tres stands de venta de productos, entre ellos uno de la propia Asociación Farinato Sound.