La acogida de inmigrantes, una alternativa para frenar la despoblación

Peralejos de Abajo es uno de los pueblos que ha confiado en la llegada de inmigrantes para poner freno a su despoblación, una ‘guerra’ que su alcalde, Alfonso Castilla, inició hace unos años y que comienza a ver sus frutos, pues no en vano sus vecinos pueden ver ya en sus calles y plazoletas el corretear de los niños.

Y así es. Peralejos de Abajo ha vuelto a ver a niños correr en sus calles durante los meses de invierno, lo que llena de ilusión a sus 163 habitantes, que miran con un poco más de optimismo el futuro de su pueblo, pues como dice su alcalde, la mayoría “conocimos a más de 600 personas residiendo en el pueblo”. Por ello, uno de los objetivos de Alfonso Castilla desde que es alcalde de la localidad ha sido fijar población, un reto que en el último año se ha traducido en un incremento del padrón de 18 personas.

En octubre próximo hará dos años que llegaba a Peralejos de Abajo la primera familia procedente de Argentina. Estela y Felipe desembarcaban en tierras salmantinas con cuatro de sus siete hijos, dos de ellos en edad escolar. Y a finales del próximo mes de noviembre hará un año que lo hacían, también procedentes del país de la plata, Aldo y Analía junto a sus tres hijos, todos ellos en edad escolar.

En estos momentos el Ayuntamiento continúa trabajando en la llegada de una tercera familia, en esta ocasión a través del programa Arraigo, iniciativa privada con una bolsa de 8.400 familias interesadas en el medio rural que quieren darle un nuevo aire a sus vidas. Se trata de una opción con menos riesgos para el éxito de la iniciativa en tanto que son familias españolas de muy distintos perfiles y, por ello, con un grado mayor de adaptación, aunque este método supone unos costes para el Ayuntamiento que no tiene la gestión directa para captar nuevos pobladores.

En el caso de las dos familias llegadas de Argentina, el Ayuntamiento les ha facilitado la vivienda, aunque en ambos casos están sujetas al pago de alquiler, si bien facilita el pago mediante bienes en especie como la realización de mejoras en estos edificios de propiedad municipal. En el primero, la familia de Felipe y Estela era alojada en un gran caserón apropiado para su nuevo proyecto de vida, mientras que la familia de Aldo y Analía lo hacía en una de las antiguas escuelas adaptada a vivienda mediante el programa Rehabitare de la Junta de Castilla y León. Precisamente, este mismo programa ha facilitado la creación de otra vivienda sobre la planta superior del bar municipal, a la que el Ayuntamiento ha añadido otra más realizada con fondos municipales, ambas disponibles en estos momentos.