Vivir en un medio ambiente limpio es por fin reconocido como parte de los derechos humanos

Juliette Vire. Defensora de los derechos humanos.

El principal órgano internacional para la evaluación del cambio climático nos alerta sobre la velocidad de la degradación del medio ambiente, que toca cada parte del mundo y afecta a la manera de vivir de los humanos. Costa Rica, Maldivas, Marruecos, Eslovenia y Suiza pidieron a la ONU que se ocupe de aplicar a nivel internacional una justicia ambiental reconociendo el derecho de vivir en un medio ambiente limpio como un derecho humano. El viernes 8 de octubre, el Consejo de Derechos Humanos se reunió para decidir adoptar o no esta propuesta.

Para la delegación de Costa Rica hablar de crisis climática equivale a hablar de crisis de derechos humanos. La delegación defendió que el derecho a un medio limpio y sostenible está relacionado con otros derechos reconocidos en el derecho internacional como el derecho a la vida. En efecto, las condiciones meteorológicas extremas cada vez más frecuente o el calentamiento global afecta al modo de vivir de las poblaciones del mundo y, en primer lugar, a las que viven en zonas difíciles. Muchas personas se ven obligadas a migrar a otros lugares para sobrevivir. Por eso, los avisos de la comunidad científica se han transformado en señales de emergencia climática. Además, como lo indicó Uruguay, siete millones de personas mueren prematuramente cada año a causa de la contaminación del aire, según la Organización Mundial de la Salud.

“También se trata de proteger los sistemas naturales, que son condiciones previas básicas para la vida y el sustento de todas las personas, dondequiera que vivan”, argumentó Michelle Bachelet, Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, destacando que la declaración de este derecho reconoce claramente la degradación ambiental y el cambio climático como crisis de derechos humanos interconectadas.

Amnistía Internacional se une a más de 1.100 grupos de la sociedad civil y de pueblos indígenas para pedir a los Estados miembros que adopten una resolución que reconozca formalmente el derecho a un medioambiente saludable. Mientras que países como Costa Rica, Uruguay, Corea del Sur, Alemania, Namibia o Fiji, ofrecieron argumentos de apoyo a la resolución, Rusia intentaba debilitarla con enmiendas. Sin embargo, esas enmiendas fueron rechazadas por votación. España, donde se votó en 1978 el reconocimiento del derecho al medioambiente en su Constitución, se presenta como copatrocinadora de la propuesta. Así, fue aprobada la resolución con 43 votos de apoyo y cuatro abstenciones: Rusia, China, India y Japón. Ahora se trata de obtener una aplicación universal de la protección del medio ambiente como una obligación a asumir por parte de los Estados, que deberán iniciar proyectos positivos y así cumplir sus obligaciones en el campo de los derechos humanos y del derecho internacional.

“Los dramáticos efectos del cambio climático han puesto al descubierto, con una claridad devastadora, hasta qué punto un medioambiente saludable es parte integral del disfrute de todos nuestros demás derechos. Es fácil no valorar nuestro planeta hasta que vemos el costo humano de su degradación: hambre, desplazamiento, desempleo, carencia de hogar, enfermedades y muertes”, ha afirmado Agnès Callamard, secretaria general de Amnistía Internacional.

Estamos en un momento crucial donde la prosperidad de la humanidad depende del estado de salud del planeta. La directora ejecutiva del Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA), por su parte, aseveró que la adopción de la resolución es “un hito decisivo para la justicia ambiental”. Los políticos ya están interpelados por sus ciudadanos con manifestaciones en las calles sobre su acción en el ámbito. Aunque sea de forma insuficiente, tarde y lenta, los poderes públicos y económicos empiezan a asumir su responsabilidad. Sin embargo, el cambio no puede tardar, la velocidad de los cambios en el medio ambiente es cada vez más rápida y el cambio irreversible. El problema es universal y debe tener respuestas concretas a nivel internacional. Así, la resolución acaba invitando a la Asamblea General de la ONU a considerar el tema.

¿De qué serviría el reconocimiento de un medioambiente saludable como derecho humano esencial por la ONU? Según Amnistía Internacional, dejaría claro que los Estados tienen la obligación de proteger, respetar y hacer efectivo este derecho. Animaría a los Estados que aún no reconocen este derecho en sus leyes nacionales a reconocerlo, y motivaría a otros a reforzar su legislación. También, apoyaría la labor de los defensores y defensoras de la Tierra ejerciendo más presión sobre los Estados para que los protejan frente a amenazas y ataques. Además, facilitaría el apoyo de la ONU a los Estados para que mejoren su desempeño en asuntos ambientales.

La Asamblea General de la ONU discutirá próximamente el tema para considerar si adopta una resolución semejante a la del Consejo de los Derechos Humanos.