El paso de Jesús Resucitado se salvó in extremis -gracias a una persona que estuvo rápida de reflejos- de caer al suelo
Ciudad Rodrigo puso punto y final en el último tramo de la calurosa mañana del Domingo de Resurrección a su Semana Santa 2022, que tras dos años sin poder desarrollarse por culpa de la pandemia del coronavirus, ha podido celebrarse con total normalidad salvo por el cambio de día de la procesión de las Cinco Llagas de Cristo y el cambio de escenario de La Pasión. Curiosamente, la cita que más ‘cerca’ ha estado de no poderse llevar a cabo fue la despedida, es decir, la procesión del Resucitado, por un serio incidente acaecido en la salida de Jesús Resucitado.
Si en la última década la salida de esta imagen rotó por templos situados fuera de murallas, la Cofradía de Jesús Nazareno optó en esta ocasión por sacarlo de la Iglesia de San Agustín (desde donde no salía desde 2010), algo que se tuvo que hacer dos veces, después de que en la primera intentona estuviese a punto de irse al suelo. La cuestión es que los costaleros lo bajaron con normalidad para sacarlo por la puerta de la Iglesia, pero una vez en la calle, a la hora de izarlo por primera vez, Jesús Resucitado se empezó a inclinar, consiguiendo parar su caída una persona que estuvo rápida de reflejos, aunque en ese momento ya estaba en posición horizontal, con los consiguientes gritos de susto y manos a la cabeza de todos los por allí congregados.
Lo que había ocurrido es que la imagen no había quedado bien anclada en las andas, con lo cual al inclinarse éstas por primera vez (por el diferente ritmo a la hora de izarlas), el paso también lo hizo, con la suerte de que había gente cerca atenta. Pese a que se logró detener la caída del paso, la cruz que luce la imagen salió disparada al impactar con la pared, sufriendo parece que algún daño uno de los dedos. Con ayuda de más personas, se puso la imagen ‘de pie’ en el suelo y se procedió a meterla de nuevo en el interior de la Iglesia de San Agustín junto a las andas para intentar volver a colocarla.
Por fortuna, el problema tenía solución (en una ocasión en el barrio de San Andrés la imagen de San Isidro Labrador se quedó sin procesionar tras ocurrir algo similar), con lo cual tras unos minutos Jesús Resucitado volvió a salir a la calle, esta vez ya sin incidentes -aunque obviamente con algo de retraso-, entre los aplausos de los que por allí estaban, ya recuperados del susto anterior.
A partir de ahí, la imagen –escoltada por los romanos- puso rumbo a la Plaza Mayor (por Campo del Pozo, Cristóbal de Castillejo, Enrique Zarandieta y Rúa del Sol), acompañada de niños de la práctica totalidad de las cofradías mirobrigenses (que portaron flores), directivos de todas las cofradías de la Semana Santa, y la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de Jesús Nazareno.
Mientras tanto, de la Santa Iglesia Catedral salió, a la conclusión de la misa allí celebrada, la imagen de La Dolorosa, totalmente vestida de luto. Por la Plazuela de San Salvador, Díez Taravilla y La Colada, la Virgen se dirigió hacia la Plaza Mayor, junto a las banderas de todas las Cofradías, que iban portadas por capuchones, excepto en el caso de Jesús Amigo de los Niños (sus miembros iban sólo con capucha) y de La Soledad, que las llevaban varias personas con mantilla blanca. Asimismo, varias integrantes más de ésta Cofradía desfilaron a los laterales de la Virgen con un rosario en la mano.
Con la Plaza Mayor totalmente abarrotada de público, las imágenes de Jesús Resucitado y La Dolorosa se encontraron en el centro del ágora, siendo depositadas en el suelo por sus costaleros. Mientras el sacerdote Domingo Peinado iba narrando la escena desde la balconada de la Casa Consistorial (llegando a emocionarse), se le quitó el luto a La Dolorosa, dejando ver su manto blanco al tiempo que se soltaban unas cuantas palomas, se tocaba el Reloj Suelto desde la campana situada en lo alto de la Casa Consistorial, y los niños de la Cofradía Jesús Amigo de los Niños agitaban sus banderas.
A partir de ahí, los participantes en ambas comitivas (los que llevaban capuchón se lo quitaron, y los costaleros dejaron al descubierto sus caras) cogieron la calle Sánchez Arjona, para dirigirse por Velayos y Colegios hasta la Iglesia de San Agustín, donde se puso el punto y final definitivo a la Semana Santa Mirobrigense 2022. En ese lugar, todos los cofrades con banderas se colocaron en las escaleras del altar, mientras que los niños se situaron en varios bancos cercanos, esperando la entrada de La Dolorosa y de Jesús Resucitado, que fueron despedidos musicalmente hablando en la calle por la Banda de la Cofradía.
Una vez dentro, el sacerdote Rafael Caño tomó la palabra para guiar el rezo de un Padrenuestro y un Avemaría, y el canto de una Salve, a cuya conclusión hubo un aplauso generalizado por haberse conseguido celebrar por fin la Semana Santa tras la pandemia. A continuación, llegó el momento de las habituales fotos de recuerdo de varios de los involucrados en la procesión, como los romanos (delante del paso de Jesús Nazareno), o los costaleros de La Dolorosa.