Además de los llegados de las distintas comarcas de la provincia, se contó con grupos de Montehermoso y El Bierzo
La Plaza Mayor de Ciudad Rodrigo se vistió de celebración en la tarde del Sábado Santo con el acto principal de la Fiesta de La Charrada 2022, que tras dos años sin poderse celebrar por culpa de la pandemia (en 2021 se montó por estas fechas una exposición para evocarla), ha vuelto en todo su esplendor, con un gran seguimiento de público y con una meteorología incluso demasiado buena (hizo un calor excesivo).
La tarde festiva comenzó a las puertas de la Casa de la Cultura, donde se puso en marcha el pasacalles de los participantes en el festival principal de La Charrada. En este sentido, esos grupos, con la compañía del mirobrigense Roble Charro (que había intervenido en el festival matinal) y tamborileros de Ciudad Rodrigo y Salamanca, marcharon por la calle Cáceres, Avenida Yurramendi y Cardenal Pacheco hasta alcanzar la Plaza Mayor, cuyas terrazas a la sombra tenían una notable ocupación.
Pese a que el Festival incluía la actuación de 9 grupos diferentes, y la entrega del Premio Encina Charra 2022, su desarrollo fue bastante ágil, aunque fue inevitable que se fuera hasta las dos horas y media de duración. El grupo encargado de ‘estrenar’ el escenario fue el llegado desde el Campo Charro, en concreto desde la comarca de la Huebra, que entre otras piezas ofrecieron un picao de la Huebra y una jota campeña.
La actuación se la dedicaron a Arcadio el de Barreras, uno de los históricos que se dieron cita en este Festival, que a sus 88 años está considerado “el último tamborilero de la vieja Escuela”, en palabras del presentador del acto, José Ramón Cid Cebrián. Arcadio el de Barreras (que se llevó el Premio Encina Charra en el año 2013) fue precisamente quién encabezó el segundo grupo de la tarde, llegado de la comarca de Vitigudino, en el que estuvieron representados varios pueblos (por ejemplo, los bailadores fueron Chuchi de Bogajo y Raquel de Vitigudino).
Yendo al otro lado de la provincia, los siguientes en actuar fueron varios dulzaineros procedentes de Alba de Tormes y Valdecarros (considerada ‘La Tierra de Dulzaina’), acompañados de cuatro bailadores (llamados Pedro, Juan Pablo, Mari José y Carmen).
A continuación, fue turno para la Sierra de Francia, con un primer grupo de Monsagro repleto de descendientes de históricos: el tamborilero, Diego González Sir, es hijo de Julio El Serrano (que no pudo asistir), mientras que los bailadores son nietos del Tío Miguel de Monsagro, que recibió el Premio Encina Charra en 1995. El que lo recibió en su día, y estuvo en la tarde del Sábado dándolo todo pese a su edad fue Poldo de Mogarraz, que actuó junto al otro grupo procedente de la Sierra de Francia, que también incluía personas de La Alberca y Sotoserrano.
El grupo de Monsagro ofreció entre sus piezas un baile de la rosca, algo que también hizo el grupo llegado de la comarca de La Ribera, en concreto de Aldeadávila de la Ribera, cuyo tamborilero, José, es nieto de otro premiado con la Encina Charra, Manuel Hernández, que la recibió en 1998. Una vez la rosca completó su papel con los dos grupos mencionados, se partió en múltiples trozos para que fuera degustada por todos aquellos que quisieron en los soportales de la Casa Consistorial (con el calor que hacía no fue devorada tan rápido como en otras ocasiones).
El Festival prosiguió con la habitual representación de El Rebollar, en este caso de Peñaparda, con la histórica tocaera del pandero cuadrado Isabel Ramos, que también recibió el Premio Encina Charra en el año 2017. Con unos trajes y bailes similares a los de su vecina comarca del Rebollar, subió a continuación al escenario uno de los grupos foráneos, el procedente de Montehermoso (Cáceres), denominado Sabor Añejo. El último grupo en actuar fue el otro llegado de fuera de la provincia, de El Bierzo (León), que ofreció una variada actuación, en la que incluyeron un baile de las cintas, otra pieza con palos, y otras tocando la pandereta e incluso la gaita gallega.
Aunque en otras ocasiones tenía lugar aproximadamente en el ecuador del Festival, este año se dejó como epílogo del mismo la entrega del Premio Encina Charra 2022, el galardón que distingue a personalidades que han trabajado en pro de la cultura y el folklore. En esta ocasión, se le concedió a Ángel Rufino de Haro ‘El Mariquelo’, por la labor realizada en la música tradicional salmantina.
El galardón fue entregado por el alcalde Marcos Iglesias, quién le ‘propuso’ al Mariquelo que vuelva a subir a la Catedral de Ciudad Rodrigo como ya hizo en su día, en concreto en 1991, según recordó el propio premiado, que se mereció en aquel momento la Medalla de la Ciudad. A la hora de recoger el premio, El Mariquelo lanzó vivas a la Charrada, Ciudad Rodrigo, Castilla y León y España, antes de tocar e incluso cantar un par de canciones.
Finalizadas las actuaciones, toda la Plaza Mayor se convirtió en un gran escenario (se retiraron las sillas de plástico que había desplegadas), con las actuaciones a ras de suelo de los grupos involucrados en el Festival a las que se unieron todos aquellos espectadores que quisieron. Hay que apuntar que todos los que en la jornada del Sábado Santo se pasaron por la Oficina de Turismo de Ciudad Rodrigo ataviados para tomar parte en los eventos de La Charrada recibieron como obsequio un grabado de Carlos García Medina.