Protestas del campo y de los transportes

A finales de la pasada semana se manifestaron en Madrid miles de agricultores y ganaderos en protesta por las escaladas de precios de la energía eléctrica y de los combustibles (gas, gasolina y gasóleos). También protestan –y nos les falta razón- porque se aplique de una vez la reforma de la Ley de Cadena Alimentaria, aprobada hace 4 meses y por la que se garantiza la prohibición de las ventas de productos a pérdidas, es decir, que el agricultor y ganadero no vendan sus productos por debajo de los costes de producción. Se da la paradoja que la reforma de esta ley se aprobó con el voto de los parlamentarios del grupo socialista, de Unidas Podemos y de otras formaciones políticas minoritarias, votando en contra el PP y Vox.

Curiosamente, las protestas de los agricultores y ganaderos son apoyadas actualmente por políticos de estas formaciones. Su incongruencia, su hipocresía y su desfachatez no tienen parangón, dado que se opusieron en el Parlamento a la aprobación de una ley, cuyo cumplimiento es parte de las reivindicaciones de agricultores y ganaderos en la manifestación del domingo pasado en Madrid. Además -como ha reconocido alguno de los políticos de estas formaciones de derecha y extrema derecha- lo que les interesa es movilizar a los sectores sociales y económicos para que salgan a la calle a protestar, dado que teniendo a los ciudadanos en la calle es la única forma de que el gobierno claudique, convoque elecciones y así poder tener la oportunidad de ganarlas y acceder al poder. Lo importante para esta derechona reaccionaria, rencorosa y vengativa es obtener el poder como sea, después impondrán su criterio al resto de la población, sin importarles probables protestas, manifestaciones y algaradas callejeras que se pudieran producir ante su excluyente y sectaria gestión. Ya las reprimirán ellos, en su caso, utilizando todos los resortes del Estado a su servicio, al estilo de líderes extremistas como Putin, Daniel Ortega o Maduro.

Por otro lado y como prueba de que en las manifestaciones del pasado domingo había mucha gente que nada tiene que ver con los agricultores y ganaderos y sus problemas económicos y sociales, se pudieron ver miles de personajes más bien sacados de novelas de caciques como “Jarrapellejos” (de 1914 escrita por el novelista pacense Felipe Trigo) o “Los santos inocentes” de Miguel Delibes y en las que se resaltan las vivencias de los grandes propietarios y hacendados de aquélla España sombría “muerta, hueca y carcomida”, de políticos corruptos y de gentes humildes embrutecidas por la ignorancia y la miseria, la de los caciques que lo amañan todo. Y hay fotos de peculiares personajes asistentes a la manifestación de Madrid que –permítaseme la expresión- no llevaban ni harapos, ni albarcas ni poseían aspecto famélico como los criados de la finca que ambientaba la novela de “los santos inocentes”, sino lujosos atuendos y subidos en caballos de pura raza andaluza, árabe o pura sangre inglés, portando una ingente cantidad de banderas españolas de forma compulsiva y excluyente, porque se creen los únicos españoles, los de auténtico linaje, los del decimonónico concepto del “martillo de herejes, luz de Trento, espada de Roma, cuna de San Ignacio”, de la que hablaba Menéndez Pelayo. Viendo las fotos, resulta un insulto grave al resto de las nobles gentes manifestantes que dignamente se dedican a la agricultura y a la ganadería y que ven mermados sus ingresos y rentas por la crisis provocada por la subida de la luz y los carburantes.

Está claro que aprovechando las justas y legítimas reivindicaciones de agricultores, ganaderos y transportistas –porque las subidas de los combustibles provocan cuantiosas pérdidas en sus ingresos- partidos políticos como Vox y el PP quieren hacer sangre y visto que el “Manzanares pasa por Madrid”, intentar derrocar a un gobierno al que nunca consideraron legítimo, a pesar de haber vencido en las urnas, y por 5 veces consecutivas en las últimas generales (por dos veces en un año), autonómicas, municipales y europeas, en 2019. Pura demagogia de una ultra derecha arcaica y atrabiliaria.

Es más, si la huelga de transportistas es debida, en gran parte, a las subidas de los combustibles, hay que recordar que España es el país donde los precios de los carburantes es más económico. Un ejemplo de ello es que gasolineras de la frontera portuguesa en Salamanca, como las de Fuentes de Oñoro, Ciudad Rodrigo o Lumbrales, están llenas de ciudadanos portugueses, porque mientras en España -a mediados de marzo- el litro de gasolina costaba 1,82 euros y el del gasóleo 1,80, en Portugal estaba a 2,00 y 1,96 respectivamente. Lo mismo ocurre con las gasolineras de la frontera francesa. Esto es algo que la ciudadanía en general ignora y que hay que hacer la pedagogía suficiente para que los ciudadanos no sean manipulados vilmente con los mensajes tóxicos de la derecha y la ultra derecha.