Agradecimiento a la labor del médico de familia Agustín Garzón Martín

Una de las profesiones que requiere mayor identidad vocacional es la del médico de familia. Aparte de poseer cualidades como: alto interés por la actualización científica, habilidad por mantener la calma y reaccionar de manera efectiva en momentos de tensión; destreza y compromiso a la hora de tratar los problemas de sus pacientes; atención integral: prevención, tratamiento, rehabilitación y seguimiento… Hay que añadir aquellas que están relacionadas con el trato personal con el paciente. Don Agustín Garzón Martín ha sido el médico de cabecera de mis padres en los últimos años. Llegó a nosotros en un momento crucial en la salud de mi madre. Recuerdo su primera visita a domicilio, los posteriores encuentros, visitas, llamadas… cómo se fue convirtiendo paulatinamente en parte esencial de nuestras vidas. Don Agustín no sólo ha sido el profesional sanitario, ha sido también confidente, psicólogo, persona allegada y consejera. Su presencia nos ha aportado seguridad, confianza y positividad.

El pasado mes de febrero nos enteramos de su jubilación. Jubilación merecida, después de una vida entera de entrega absoluta, de dedicación sin medida, de preocupaciones, trabajo duro, comunicación constante con los más necesitados de su ayuda y, sobre todo, después del largo y cansado período de la pandemia.

Supongo que esta impresión de desconsuelo y “desamparo” que sentimos en un primer momento es compartido por todos sus pacientes.

Desde este medio queremos agradecer profundamente su buen hacer en este tiempo compartido, en los años que hemos tenido el privilegio de tenerlo como médico de familia. Y resaltar su prudencia, su amabilidad, su seriedad, su disposición sin traba alguna. Pero, por encima de todo, su empatía, su trato cercano y su humildad, lo que le engrandece y por lo que le recordaremos con cariño siempre.

Don Agustín: reciba nuestro mejor aplauso, nuestros mejores deseos de salud y disfrute en este nuevo período. Y que sepa, que permanecerá siempre en nuestro más grato recuerdo. Mil gracias.

Domingo, Ángeles y Esmeralda Sánchez Martín.