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Las hermanas Olaya reciben un homenaje en el animado regreso de la Feria de Botijeros
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CIUDAD RODRIGO | FERIA DE BOTIJEROS

Las hermanas Olaya reciben un homenaje en el animado regreso de la Feria de Botijeros

Actualizado 19/03/2022 17:36

A lo largo de la mañana, en especial en el momento de la degustación, hubo un buen ambiente

Menos de 24 horas después de acoger el retorno de la Operación Bocata de Manos Unidas, la Plazuela del Buen Alcalde de Ciudad Rodrigo fue epicentro a lo largo de la mañana del sábado de otro regreso ‘tras’ la pandemia del coronavirus: la tradicional Feria de Botijeros, que al igual que la Operación Bocata, no se celebraba desde el año 2019 (en su caso, la edición de 2020 tenía que haberse celebrado el sábado que se acabó decretando el confinamiento domiciliario).

En esta “reanudación”, como la definió el alcalde Marcos Iglesias durante la habitual visita de la Corporación Municipal, la Feria de Botijeros mantuvo toda su esencia, con la matanza de un cebón donado un año más por la familia de Juan Manuel Criado como eje de la mañana, pero con algunas novedades al haber sido incluido el evento en el ciclo de matanzas tradicionales que ha configurado la Diputación de Salamanca.

En este sentido, dos actores ejercieron como narradores en el tramo inicial de la mañana del proceso de la matanza en sí del cebón, que pesaba “11 arrobas”, según comentaron esos actores. Como es habitual, el animal fue aturdido en el camión en que fue trasladado –de forma gratuita por José María Sevillano- hasta la Plazuela del Conde, procediéndose allí mismo al desangrado (otros años ya se hacía en la Plazuela del Buen Alcalde), antes de llevarlo en una furgoneta a la Plazuela vecina.

Una vez allí, y tras unos problemas con el chamuscador (hubo que ir a buscar otro), se desarrollaron las tareas habituales de la matanza, comenzando con el chamuscao, el raspao, el despiezado y el descarnao. Estas tareas fueron encabezadas por tres antiguos matarifes del Ayuntamiento mirobrigense, Ángel Vicente, Fidel Hernández y Casimiro Sánchez, contando con la participación de integrantes de El Botón Charro (a título personal), de miembros de la AFE Culture 27, de la Asociación Amanecer, y de una de las hermanas Olaya, Rosario Pérez Cid.

Como se explicó el día de la presentación de la Feria, sus hermanas Pilar y Antonia ya tienen una cierta edad que les imposibilita llevar a cabo las tareas habituales, por lo que este año ya no han participado en el evento. Para reconocer su labor durante casi tres décadas, las tres hermanas fueron objeto a última hora de la mañana del sábado de un homenaje por parte del Ayuntamiento (se les hizo entrega de un diploma, de un obsequio y de un ramo de flores). A este homenaje sólo pudo asistir Rosario, quién estuvo acompañada por varias familiares más jóvenes.

Como es habitual, Rosario Pérez había acogido en su propia casa durante las jornadas del jueves y el viernes los preparativos de las patatas meneás que se sirvieron a última hora de la mañana, junto con torreznos, probadura de chorizo y morcilla procedente del animal protagonista de la matanza, y vino dulce. Estos manjares fueron preparados a lo largo de la mañana en la ‘zona de cocinas’ de la Plazuela, que estuvo rodeada por vallas.

Fuera de las mismas, hubo un buen ambiente, con varios madrugadores para ver las primeras tareas y dar buena cuenta de las perronillas, mantecados y aguardiente que se repartieron. A lo largo de la mañana, el flujo de personas por la Plazuela fue constante, tanto de mirobrigenses y comarcanos como de forasteros (hubo al menos un grupo grande que había llegado a Ciudad Rodrigo de excursión, y se pudo escuchar a otro grupo hablar en francés). Según expuso Marcos Iglesias, “uno de los retos de la Corporación es que las Ferias se conviertan en foco de atracción turística”.

En la Plazuela, todos los visitantes pudieron disfrutar de la habitual exposición de puestos de artesanía, con algunas tareas ‘en directo’: las encajeras de Amanecer estuvieron haciendo bolillos y en uno de los puestos de venta se estuvieron cocinando rosquillas. Como es habitual, en la Plaza Mayor también hubo desplegados varios puestos, incluido uno de la Asociación Asenavis. En torno a este eje de la Feria, la delegada de Ferias no Ganaderas del Ayuntamiento, Vanesa Muriel, explicó que puestos habituales no habían acudido porque en la jornada del domingo estarán en la manifestación a favor del campo que habrá en Madrid. Según expresó Vanesa Muriel, esta Feria de Botijeros es una forma de “apoyar al mundo rural y ganadero”.

En la Plaza Mayor también se pudieron encontrar los habituales juegos para niños (y para no tan niños) del colectivo portugués Jogo do Pau, que contó con dos actores vestidos al estilo tradicional que también ofrecieron un número de lucha con palos durante la mañana. Por la Plaza Mayor se dejaron ver asimismo los involucrados en la animación musical de la Feria de Botijeros: la Asociación Roble Charro y varios tamborileros más llegados de fuera (uno de ellos José Manuel Bustos en virtud del ciclo de la Diputación), que fueron actuando en diversos momentos de la mañana principalmente en la Plazuela del Buen Alcalde, arrancándose unas cuantas personas a bailar.

La larga mañana (en la que hizo una temperatura perfecta, con momentos incluso de notable calor cuando lució en el cielo el sol –que se alternó con nubes-) concluyó con el habitual sorteo de dos lotes compuestos por un jamón y un lomo cada uno (pertenecientes al cebón protagonista de la matanza), que recayeron en los números 2406 y 0308. Ese sorteo se produjo en plena degustación, de la que muchos disfrutaron con comodidad sentados en las mesas y sillas repartidas por el entorno.