Los precios se disparan más de lo esperado: esto es lo que han subido en Salamanca

Los precios se disparan más de lo esperado. Electricidad, carburantes, alimentos… el impacto de la guerra en Ucrania ya se nota en los precios y, por tanto, en la economía de los hogares. Ya sea cuando vamos a repostar a la gasolinera o cuando vamos al supermercado, por no hablar de la electricidad de la que depende nuestro día a día. Precios que se han disparado desde que comenzara el conflicto, hace poco más de dos semanas, pero que irremediablemente afectan a la pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos. Todo es más caro. Esta es la realidad.

Los datos del IPC (Índice de Precios de Consumo), publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INEI), así lo indican. La tasa anual del IPC general en el mes de febrero es del 7,6%, un punto y medio por encima de la registrada el mes anterior y la más alta desde diciembre de 1986.

¿Cuánto han subido los precios en Salamanca? La tasa anual del IPC aumentó en febrero respecto a enero en todas las comunidades autónomas, y en el caso de concreto de Castilla y León, el repunte ha sido del 1,8%. En Salamanca, los precios subieron un 0,9% en febrero, como la media de Castilla y León, si bien su evolución interanual arroja un incremento del 7,7%.

Facturas energéticas

La factura energética ya era elevada antes de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, pero en las últimas semanas directamente se ha disparado.

Según un informe de OCU (Organización de Consumidores y Usuarios), el conflicto ya supone un sobrecoste de las facturas de gas de entre 46 y 136 euros al mes.

En el caso de la electricidad, en máximos en los meses anteriores, el conflicto supondrá pagar un sobrecoste que puede superar fácilmente los 50 euros mensuales.

Impacto en las materias primas

Rusia y Ucrania no son solo las mayores potencias exportadores de cereales, sino que también producen materias primas imprescindibles para el resto de Occidente, como son el aluminio y el níquel.

El bloqueo de estas materias se traduce en menor oferta y en unos precios más elevados de esos materiales, lo que tendrá efectos en muchos productos: dispositivos tecnológicos, componentes de aparatos…