Pablo Málaga e Isabel Ortiz de Zárate, sobre las tablas con una obra sobre el confinamiento

Vuelve el teatro tras la pandemia, y sobre la pandemia. A Pablo Málaga, hombre de teatro ¡Actor, director, autor…! le acompaña en Métrica Pura, su nueva propuesta, Isabel Ortiz de Zárate con la que escribe y protagoniza, a cuatro manos, una obra sorprendente de la que no pueden, ni deben, contarnos mucho…

Pablo Málaga: Es una obra que nace en el confinamiento y se desarrolla en el confinamiento. Y no, no es claustrofóbica.

Isabel Ortiz de Zárate: Es la obra de dos personajes que no se conocen y aprovechan para abrirse en canal.

P. M.: Cuando llegó la pandemia y todo mi trabajo con los grupos de teatro se paralizó, sentí que tenía esta obra en la cabeza y le dije a Isabel ¿Quieres que nos juntemos y veamos que podemos improvisar? Marta nos grababa esas sesiones y de estas grabaciones fuimos sacando el texto. Y como yo creo que es un error autodirigirse, porque o eres actor o eres director, desde fuera no te ves, recurrí a Teresa Alfonso que había hecho muchas cosas en teatro aunque nunca había dirigido. Yo pienso que hay que darle oportunidades a todo el mundo, por eso es nuestra directora.

I.O. de Z.: Nos pusimos en sus manos y ella ha dirigido la obra. Es una historia muy humana, no es una obra muy dramática, creo que todo el mundo puede verse reflejada en ella.

Charo Alonso: ¿Y ese título?

P.M.: El título es muy sugerente, cuando el público vea la obra le encontrará sentido. El cartel y la escenografía son de Gloria Hernández Serrano, nuestra directora artística. La iluminación y el sonido son de Marta Jiménez Castilla.

Ch.A.: Es un estreno absoluto en el Teatro Liceo ¿Qué se siente actuando ahí, siendo un grupo de Salamanca?

P.M.: Como grupo local, grupo de Salamanca, actuar en el Liceo es muy especial. El lugar, el sentir el apoyo de la gente, la respuesta del público ¡Ya casi hay un lleno! Contar con el apoyo del ayuntamiento que tiene que dar voz a los grupos salmantinos… actuar en El Liceo es importante, y más cuando es el estreno absoluto de una autoproducción.

I.O. de Z.: Que estrenes en el Liceo te crea la necesidad de hacerlo mejor. Esta obra es muy especial por la forma de llegar al texto, porque es nuestra, porque tiene ese punto de suspense que hace que sea muy difícil hablar de ella.

P.M.: Tiene una trama que se rompe en muchas ocasiones, creando expectación en el público, por eso no te la podemos desvelar…

Marta Jiménez Castilla: Es una obra que va por impulsos.

I.O. de Z.: Es una obra con la que cualquiera se puede identificar, parece muy casual y pone muchos temas sobre la mesa.

P.M.: Da mucho respeto estrenar en el Liceo, es una gran responsabilidad y más para un grupo salmantino. Todas las ciudades tienen su teatro emblemático y el nuestro es este, es diferente a cualquier otro espacio aunque nosotros, cuando actuamos, aunque sea en la calle, lo llevamos todo igual de bien.

I.O. de Z.: El Liceo te impone, te impone a la hora de elegir la escenografía, el color del vestuario, la música, no vale cualquier cosa, tiene que estar todo medido.

Pablo e Isabel se dan la réplica perfectamente. A su lado, como si volviera a grabar la escena, Marta Jiménez Castilla se ocupa de esos detalles técnicos en los que nunca reparamos los espectadores. Dos vecinos, una misma casa, un confinamiento, una propuesta insólita, una comedia agridulce o un espacio de tuberías por donde pasa la vida dispuesta a subirse a las tablas. Dispuesta a subir el telón de nuevo a la vida cultural, la vida teatral, la ajetreada vida de nuestras gentes del teatro salmantino. Un teatro siempre vivo, capaz de reinventarse, de escribir a cuatro manos, improvisando frente a una cámara, el texto no escrito de una obra necesaria. Habrá que ir a verla… y mientras, Pablo Málaga e Isabel Ortiz de Zárate siguen dándose la réplica. Puro teatro.