11 de febrero: día Internacional de la mujer y la niña en la Ciencia

Si te preguntan por mujeres científicas, la mayoría de nosotros no podríamos decir más de 2 o 3 nombres: el primero, por supuesto, Marie Curie, el segundo quizá Jane Goodall? y gracias al cine, ahora podemos hablar también de Hipatia de Alejandría. Y no es que a la mujer en general no le haya interesado la ciencia, ahora nos vamos enterando de que sí, de que siempre ha habido mujeres científicas, pero sus trabajos e incluso sus logros, eran, la mayoría de las veces, firmados por el hombre que estuviera más a mano. O por ellas mismas, pero bajo un pseudónimo masculino o incluso bajo una personalidad completa masculina, como el caso de Margaret Ann Bulkley, que vivió toda su vida adulta como James Barry, porque en su época la medicina estaba totalmente vetada a las mujeres.

La situación no ha mejorado mucho desde entonces, y no es por la falta de interés de las mujeres, sino por el exceso de interés en visibilizarlo de algunos hombres. Y a las pruebas me remito: en muchos artículos se puede leer que el porcentaje de mujeres que estudian e incluso se doctoran, es el mismo que el de hombres. En los laboratorios la proporción está también bastante igualada, pero a medida que vamos subiendo de categoría vamos bajando el porcentaje, hasta el punto de que hay una sola mujer rectora de universidad y NINGUNA, sí, han leído bien, ninguna dirigiendo un centro importante.

¿Es que no hay ninguna mujer lo suficientemente válida para ocupar ninguno de esos puestos? Es más ¿es que ninguno de esos hombres tiene a "sus órdenes" a una mujer que le supera? Vamos, no me lo creo. Estoy convencida de que en más de uno de esos centros hay más de una mujer que le da cien vueltas a su jefe, pero le falta el requisito sine qua non: ser hombre. Que no estoy diciendo que los hombres que ocupan esos cargos no se los merezcan, que seguro que sí, pero también es seguro que más de una mujer podría ocuparlos, unas veces en igualdad de condiciones, otras veces en superioridad de condiciones, e incluso alguna vez en inferioridad de condiciones pero con más suerte, o lo que sea, que también tenemos derecho a no ser perfectas, como no lo son ellos.

Y la cosa no tiene visos de mejorar: en las escuelas sigue sin incentivarse en las niñas ni el interés por la ciencia ni la autoestima de su propio género: por lo visto, cuando se pregunta a una niña de menos de 5 años por alguien brillante, piensa indistintamente en una mujer o en un hombre, pero a partir de los 6 años ya no. Si durante toda tu vida te están diciendo que no puedes ser brillante, acabas creyéndotelo, y cuando llegas a adulta, ni te molestas en optar a puestos que exigen brillantez, sabiendo además, que a igualdad de condiciones, el puesto se lo va a llevar un hombre.

Mañana, día 11 de febrero, es el Día internacional de la mujer y la niña en la Ciencia, ¿vamos a hacer algo o seguimos como hasta ahora?

¿Hasta cuándo se va a invisibilizar a las mujeres en la ciencia? ¿Hasta cuándo se va a desmotivar a las niñas a ser científicas? ¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo cómplices de esta desigualdad tan absurda?