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Covilhã, núcleo histórico del textil portugués
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Covilhã, núcleo histórico del textil portugués

Actualizado 10/12/2021
Raquel Martín-Garay

De los talleres domésticos a la Real Fábrica de Paños. Historia industrial y social de la 'Manchester Portuguesa' a través del Museo de Lanificios

"Si los hijos de Adán pecaron, los de Covilhã siempre cardaron". Este aforismo popular del siglo XVIII refleja bien la tradición de lanificios de la capital de la Serra da Estrela, que ha marcado su identidad.

Una actividad a la que sigue vinculada, hoy con otra dimensión, una vez superado el dinamismo de otros tiempos, aquellos en los que la ciudad era una gran fábrica que empleaba a hombres, mujeres y niños.

La geografía y, sobre todo, el agua y la actividad pastoril de la Serra da Estrela, determinaron su vocación lanera, cuya existencia ha quedado probada, al menos, desde el siglo XII, como lo atestigua el primer Fuero de Covilhã, de 1186.

Dos pequeños ríos que nacen en las cumbres, el riachuelo de Goldra y el de Carpinteira, circundan Covilhã, el primero por la izquierda y el segundo por la derecha. La ciudad se sitúa orientada al mediodía, en una verdadera pendiente, pues el casco urbano se extiende entre los poco más de 500 y los, aproximadamente, 850 metros de altitud.

Las materias primas que la geografía le regaló -el agua, la lana y la leña-, junto con el saber hacer de sus gentes, posibilitó que, en un tiempo, por la calidad y cantidad de su producción fuese conocida como la 'Manchester Portuguesa'.

El agua fue esencial para la industria covilhanense, pues accionaba las ruedas hidráulicas. Sus características también fueron primordiales para la calidad de los tintes.

La leña de los bosques que rodean la ciudad era utilizada como combustible para calentar el agua necesaria para llevar a cabo algunos procesos.

Pero todo eso fue mucho después de la época en que cada casa albergaba un pequeño taller textil. ¿Cómo una tierra de pequeños ganaderos y artesanos de la lana se convirtió en el mayor núcleo industrial del país? ¿De quién era el dinero que lo posibilitó? ¿Cuál fue la decisión que propició su destino?

La tecnificación que partió del espionaje industrial

Covilhã, núcleo histórico del textil portugués | Imagen 1

Desde tiempos remotos, en los hogares de la Estrela se aprovechaba la lana de las ovejas, negociándose con ella a pequeña escala. En verano, los animales comían el alimento de las cumbres y al inicio del otoño iniciaban el descenso hasta las praderas de Idanha-a-Nova, en la frontera con Cáceres.

El carácter pastoril y trashumante influenció el surgimiento de los lanificios como actividad económica. Era principalmente realizada por las mujeres, que quedaban a pasar el invierno en el hogar de la sierra.

A finales del siglo XVI, la política gubernamental puso el foco de atención en desarrollar, perfeccionar y sistematizar el modo de producción de los tejidos que ya se fabricaban de forma abundante en esta zona del país. Se hizo con un objetivo proteccionista, para reducir la dependencia de Inglaterra y Países Bajos, de donde se importaban los paños de mayor calidad.

Los maestros tintoreros estaban entre los especialistas más valorados. Su conocimiento estaba protegido por el secretismo industrial y por la legislación

Así surgió, en 1679, la gran manufactura de Covilhã, con el apoyo técnico del irlandés Coureen y 13 obreros ingleses.

En la Serra da Estrela se pasó de la producción de paño buriel a la producción de paño fino de lana merina.

La Real Fábrica de Paños y la Real Fábrica Veiga

La manufactura se transformó en industria con la creación, en 1764, de la Real Fábrica de Paños de Covilhã, siguiendo la visión estratégica del Marqués de Pombal, basada en el consejo de un espía industrial llamado Pierre d´Angé, que advirtió al marqués sobre la necesidad de que las fábricas textiles estuviesen abastecidas por "buenas aguas".

El intervencionismo gubernamental arropó el sector y favoreció el gran desarrollo de la producción y la enorme mejora de las técnicas.

Además de la producción propia, la Real Fábrica de Paños tenía como misión servir de modelo para el resto de fabricantes. Éstos entregaban las telas que producían a la Real Fábrica, donde les eran practicadas las operaciones de mayor especialización técnica, como, por ejemplo, el tinte.

Los maestros tintoreros estaban entre los especialistas más valorados. Su conocimiento estaba protegido por el secretismo industrial y por la legislación.

Covilhã, núcleo histórico del textil portugués | Imagen 2A partir de 1820 comienza un periodo de privatización de las fábricas estatales. La administración es asumida por Simão Pereira da Silva, que ya había fundado otras fábricas en la ciudad, siendo sucedido en la gestión por su yerno, António Pessoa de Amorim. La Real Fábrica se mantuvo en funcionamiento hasta 1885.

José Mendes Veiga y sus hijos fueron los propietarios de la Real Fábrica Veiga, que también gozó de proteccionismo estatal.

Estos y otros nombres pertenecen a las grandes familias de industriales de Covilhã. Todos ellos eran descendientes de cristianos nuevos, instalados en la región mucho tiempo antes, después de la expulsión de los judíos de Castilla y de la persecución por parte de la Inquisición portuguesa, practicada con más ahínco en los centros urbanos, lo que propició el éxodo hacia parajes más escondidos, con tradicional importancia de la comunidad judía, como es el caso de las poblaciones de la Serra da Estrela.

Una mujer ganaba la mitad que un hombre y los menores, aún menos que las mujeres

A su poder financiero sumaron su visión industrial, iniciando grandes inversiones en tecnología y acometiendo una apertura internacional, lo que originó el enorme impulso experimentado por los lanificios de Covilhã a partir de mediados del s. XIX.

Este dinamismo creciente se mantuvo con altibajos, más o menos considerables, entrado el siglo XX, pero fue después de la II Guerra Mundial cuando los lanificios de Covilhã alcanzaron la cota máxima de su producción. A mediados del s. XX el textil daba empleo a más de 8.500 trabajadores en Covilhã.

A principios de los años setenta, por influencias internacionales, el sector se vio sometido a una fuerte restructuración, que se agravó en los años ochenta. El cierre de fábricas derivó en una profunda crisis social.

La conciencia de clase

Principalmente a partir de mediados del s. XIX se hicieron visibles las dos grandes clases sociales en que se dividía la ciudad: los obreros y los industriales. Ambos eran estratos separados y endogámicos, y ambos alimentaron un fuerte sentido de pertenencia. No fue casualidad que en Covilhã se produjesen las primeras grandes huelgas en Portugal.

En aquel tiempo, una mujer ganaba la mitad que un hombre, ocupando habitualmente los puestos de hilatura. Los menores, que entraban en la fábrica a partir de los 10 o 12 años, cobraban aún menos que las mujeres. Llegar al puesto de tejedor era la aspiración máxima de un aprendiz.

Los trabajadores crearon asociaciones que inicialmente tenían carácter mutualista, para apoyar a los enfermos que no podían trabajar, a las viudas o sufragar entierros. Después derivó en la organización sindical, con capacidad para negociar mejores condiciones usando las herramientas del conflicto laboral. Los industriales también se unieron, creando asociaciones patronales con gran influencia en el época.

El textil en Covilhã hoy

Covilhã es hoy una ciudad de unos 35.000 habitantes, unos 50.000 en el total del concejo, y en ella pesa más el turismo de naturaleza, el vigor de su cada vez más notable universidad, la capacidad de su data center o los avances en biomedicina de su complejo hospitalario. En su territorio se halla la única estación de esquí del país, situada en la que también constituye la cima del Portugal continental, a 1.993 metros de altitud.

Covilhã, núcleo histórico del textil portugués | Imagen 3Con todo, la industria transformadora continúa siendo el sector económico predominante en Covilhã. De las más de 200 fábricas textiles que llegó a tener durante el apogeo de la producción, en las décadas centrales del s. XX, mantiene apenas una decena en la actualidad.

Aunque la mayor parte de ellas son pymes, algunas alcanzan cierta dimensión, como la célebre Paulo de Oliveira S.A., con casi dos centenas de trabajadores. Fundada en 1936, ejecuta la totalidad de fases del proceso vertical, desde la producción de las fibras hasta los acabados. Sigue manteniendo todos los turnos, trabajando 24 horas al día, durante cinco o siete días por semana, dependiendo de los picos de demanda.

Las escasas fábricas que aún perviven en la localidad salmantina de Béjar mantienen alguna colaboración en determinadas fases del proceso productivo con las también pocas, aunque mayores en número y dimensión, industrias textiles de Covilhã y alrededores.

El New Hand Lab es un proyecto creativo ideado por los descendientes del industrial Júlio Afonso, ocupando las instalaciones de la que fue una histórica fábrica hasta los años 90, al pie del arroyo Carpinteira. Se trata de uno de los edificios fabriles más grandes de Covilhã y con esta nueva perspectiva ha vuelto a cobrar vida, sirviendo de taller experimental para artistas de todos los ámbitos, que desarrollan aquí sus trabajos creativos, siempre alrededor del textil.

Admite visitas y en sus naves podremos volver a oír rugir un telar y conocer el minucioso y prolífico trabajo de Júlio Afonso en el diseño de tweeds, por el que fue premiado internacionalmente. El New Hand Lab es también un rompedor escenario industrial donde se celebran numerosos eventos culturales.

El pasado notable de la ciudad de Covilhã vinculado a los lanificios permanece visible en los edificios de las antiguas fábricas, en la toponimia de alguna de sus calles (Rua do Peso da Lã, Travessa do Tinte?) y en algunos apellidos habituales en Covilhã: Fazendeiro, Fiadeiro, Lambranca,?Al igual que en Béjar existe el apellido Tejedor.

A pesar de los cambios en el sector, las fábricas de lanificios de la Serra da Estrela producen actualmente unos 40 millones de metros de tela de esta fibra natural al año.

El Museo de Lanificios

Es propiedad de la Universidad de la Beira Interior (UBI), encargada de su gestión. Precisamente, la UBI tiene su origen en el textil, pues es heredera del Instituto Politécnico de Covilhã, que abrió en 1973 ofertando dos carreras, la de Ingeniería Textil y la de Gestión y Contabilidad.

Covilhã, núcleo histórico del textil portugués | Imagen 4En 1884 ya había sido creada la Escuela Industrial de Covilhã, para proporcionar una enseñanza especializada y práctica que satisficiese las necesidades de la industria local.

El Museo fue inaugurado el 30 de abril de 1992, después de varios años de trabajos arqueológicos e históricos, que permitieron comprender, mostrar y argumentar todas las labores que se desarrollaban, principalmente, en la Real Fábrica de Paños y en la Real Fábrica Veiga, cuyas instalaciones ahora ocupa.

Tiene 12.000 m2 distribuidos entre los dos espacios, y un tercer núcleo a cielo abierto, constituido por las Râmolas do Sol, las ramblas para secar las madejas y las telas lavadas o teñidas, situadas en varios lugares de la ciudad. Incluye un centro de documentación y un archivo histórico.

En el Museo de Lanificios destaca la muy completa argumentación de las diferentes fases del proceso productivo, así como los cambios acaecidos en las diferentes épocas. No solo presenta la perspectiva técnica, sino que aborda también los aspectos sociales y económicos de la industria de la lana en la región de Covilhã.

En el edificio de la Real Fábrica de Paños se localiza la Recepción, la Tienda, una primera sala dedicada a la producción artesanal y la Sala de Tintes. Es un inmueble declarado de interés público.

Las excavaciones arqueológicas descubrieron una sucesión de estructuras en granito donde estaban los hornos, el pasaje que comunicaba los tres talleres de tinte y los conductos por los que llegaba el agua hasta el tanque del patio central, así como las canalizaciones por las que salía de nuevo al río. Este espacio constituye una enciclopedia visual sobre el funcionamiento de una tintorería textil en el s. XVIII.

En las traseras se encuentra la segunda parte, ocupando las instalaciones de la antigua Real Fábrica Veiga. Aquí, el protagonismo es para la organización del trabajo, una vez convertidas en fábricas las manufacturas, para los cambios tecnológicos del sector tras la Revolución Industrial, las fases de ultimación y acabado de los lanificios o las conexiones internacionales de la lana.

Tras una visita al Museo de Lanificios, realizada con tiempo, habremos comprendido el porqué de la genética textil que se percibe, aún hoy, en Covilhã.