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Poesía para el Dolor
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Poesía para el Dolor

Actualizado 06/11/2021
Juan Ángel Torres Rechy

El poema de abajo requiere una explicación. El lector interesado en esta columna, el día de hoy esperaba la continuación de la columna del sábado pasado. Hace siete días, hablaba sobre los "enemigos". Hacía una introducción a ese tema. Los enemigos, en un tono más o menos irónico, o inocente, hacen falta en la vida: eso quería decir. Pero desde luego no hacen falta en el sentido de ir al mundo y ganárselos a pulso, sino en el de considerarlos como parte de la vida de uno (no eliminarlos), para reconocer en ellos cosas odiadas en uno, o para entender mediante el recuerdo de ellos sentimientos que solo encuentran un significado con el paso del tiempo (esto lo leí en una referencia a Virginia Woolf ofrecida por mi padre). De eso iba, entonces, la redacción de hoy, mas ha dado un giro.

No hablaré sobre los enemigos. Hablaré sobre otra cosa. Ayer fue mi cumpleaños. Recibí felicitaciones de amistades que año con año se acuerdan de mí, y de algunas otras amistades inesperadas. Este 5 de noviembre pude apreciar de un modo nuevo el valor del día de la efeméride de uno. Sí se reviste el ambiente de algo palpable con el corazón. Como con el amor, las cosas cambian, se aprecian de un modo distinto, la luz se reviste de una claridad inusual. Estando en la calle de Enríquez, mientras esperaba a mi madre, vi a un amigo de la infancia. Él me aventaja en edad, mas nuestro trato se remonta años atrás cuando yo era nadador de la categoría 8 y menores, o infantil A. Polo, le dije. Él me había pasado ya, pero alcanzó a escucharme. Él conoce Pekín. Me habló de sus proyectos. Unas horas más tarde, mis papás y yo ensalzamos su ímpetu siempre vital y proactivo e inspirador.

Luego otra amistad de Suzhou, China, me recordó un evento de caridad mediante la venta de pinturas. Ahí sentí por primera vez una atracción irresistible hacia un cuadro del Mar Amarillo en la playa de Dalian. Le pregunté a Dave Alber por el autor de esa obra y me condujo a una joven elegante y discreta, artista radicada en Shanghai. El precio de la pintura no era elevado, entraba dentro de algo razonable. Entonces lo adquirí. Durante semanas lo tuve recargado contra la pared en mi comedor de mi dormitorio en Soochow University. Sentado ahí, cuando me desocupaba de mis compromisos laborales y de mi nueva vida social, lo contemplaba sin distracción y con un sentimiento de encontrarme ante algo vivo. Andando el tiempo, no obstante, lo regalé a una amistad muy valiosa y sincera de ahí, en Suzhou.

En este momento, cuando la celebración comienza a declinar, Rafael me felicita con su amistad fuerte y constante. De esta manera, llego a la explicación del poema titulado Poesía para el Dolor. Qué es el bienestar, me pregunto. Cómo podemos aterrizar de un modo tangible todas las felicitaciones y los buenos deseos de nuestros seres queridos. Esos valores espirituales, ¿podemos convertirlos de algún modo en valores de cambio para adquirir bienes en la realidad del mundo terrestre? Yo hoy he pensado en algo.

Decirle gracias a cada persona por sus apreciaciones y deferencias es lo menos que podemos hacer, pienso. No está bien dejar esos mensajes sin respuesta. Mas existe otro medio para expresar nuestros tesoros intangibles al mundo. La existencia no se compone de elementos aislados sin una interrelación mutua, me parece. El todo se constituye por una suma de sus partes donde uno más uno más uno no siempre es igual que tres, sino que en ocasiones se convierte en algo distinto. Así nosotros las personas y los seres vivos establecemos relaciones con cierto grado de dependencia y juntos pero no revueltos hacemos posible el coro de la existencia. Por eso he meditado una forma de mostrarme respetuoso de algún sector de la sociedad lastimado mediante la escritura de una pieza literaria breve. De ese modo pretendo unirme al grueso de esa población sufrida, con mis manos abiertas para acoger su dolor de una manera simbólica. Junto a mi familia y mis seres queridos, considero a las personas víctimas de desaparición involuntaria para celebrar mi cumpleaños y brindar un consuelo imposible.

Poesía para el Dolor

Pienso en los familiares sin consuelo

por sus personas desaparecidas

de un momento a otro. Las heridas

carecen de alivio en su duelo.

Los pájaros se elevan en su vuelo

y se alejan. Sus alas ágiles unidas

a sus cuerpos los alzan. Mas las vidas

de los pobres se hunden bajo el suelo.

No cabe tanta pena en una pluma,

no cabe en el espacio, ni en la nada,

no es nada escribir que nos abruma

el peso de esa lápida. Cansada,

la espera se disipa y se esfuma.

No queda otra cosa más que nada.

Con esta nada, por consiguiente, expreso mi solidaridad a mis compañeros de viaje en esta travesía terrenal. Les deseo un feliz cumpleaños a todas y todos mis lectores, y nuevamente les comunico mi gratitud a mis seres queridos por sus palabras de cariño impagables. Por último, agrego un par de renglones más. La columna la leemos en letra Georgia por un correo electrónico de un estudiante con este texto: "Me gusta especialmente el tipo de esta letra que uso en la tarea (llamada Georgia), inspirado en la escritura de Georgia, un pequeño país de la región del Cáucaso. Tanto este tipo de caligrafía como las letras de la lengua georgiana tienen una belleza única, como si fueran racimos de uvas." Este estudiante se encuentra haciendo prácticas en la UNESCO.

Poesía para el Dolor | Imagen 1

Ciudad de México

Arturo Alday Larrauri

Instagram: @alday_photo

Xalapa, 6 de noviembre de 2021

[email protected]

Juan Angel Torres Rechy

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