El Papa Francisco viaja a Centro Europa

Después de la operación sufrida, el Papa ha vuelto a retomar sus deseados viajes fuera de Italia. En esta ocasión, el viaje ha sido a Hungría y Eslovaquia. Las fechas, del 12 al 15 de septiembre.

La visita a Hungría no tenía más objetivo, en principio, que el de presidir la Eucaristía con la que se concluía el 52º Congreso Eucarístico Internacional. A esta Eucaristía se cree que acudieron más de 100.000 personas. Fue, en concreto, una visita breve pues por la tarde el Papa estaba ya en Bratislava, capital de Eslovaquia, realizando varios actos programados.

Muchos se preguntaban qué haría el Papa en Hungría en relación con el discutido presidente Viktor Orban. No tuvo más que un pasajero saludo de cumplimiento. El viaje del Papa se iba a centrar, prácticamente en exclusiva, en multitud de actos a celebrar en Eslovaquia.

Con todo, aún tuvo tiempo el Papa Francisco para encontrarse con los obispos de Hungría, con el Consejo Ecuménico de las Iglesias del país y algunas comunidades judías del mismo país.

En su llegada a Bratislava, el Papa tuvo tiempo para celebrar un encuentro ecuménico en la Nunciatura, y un intercambio privado con los jesuitas en la misma Nunciatura. Con ello terminó la estancia compartida entre Hungría y Eslovaquia en el primer día de su viaje.

En el segundo día, después del saludo de cortesía en el encuentro con las autoridades, la sociedad y el cuerpo diplomático a primeras horas de la mañana, tuvo un encuentro con obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas y catequistas en la Catedral de San Martín en Bratislava.

Comenzó la tarde con una visita privada al centro asistencial de Belén en Bratislava, y siguió un encuentro con la comunidad judía.

El tercer día, el Papa presidiría en Presov la Divina Liturgia Bizantina de San Juan Crisóstomo, cuya fiesta coincidió precisamente el día antes. La liturgia mostró una gran fuerza ornamental y estuvo cargada de un profundo espíritu religioso.

Por la tarde, en Kosice, se celebró un encuentro con la comunidad gitana, y después otro con los jóvenes, en el que se vio al Papa verdaderamente gozoso, y les dejó un mensaje estimulante y exigente.

El miércoles, día 15, fiesta de la Virgen de los Dolores, patrona de Eslovaquia, se terminó prácticamente la visita de los cuatro días con una solemnísima celebración eucarística en el santuario de la Virgen Dolorosa, en Sastin.

El Papa ha tenido muy en cuenta la situación centroeuropea de los dos países visitados, y ha dejado mensajes de exigencia de conversión y de apertura al servicio y la entrega apostólica, misionera y llena de misericordia hacia los refugiados y los más necesitados.

Sería bueno dedicar tiempo y leer o quizá ver los videos de los distintos encuentros, meditando con calma los profundos discursos y homilías en los que, aunque pronunciados en lugares concretos y ante gentes muy particulares, el Papa tenía a la vista situaciones similares de todo el mundo, y se muestra deseoso de que los mensajes lleguen y calen en el corazón de todos. Sobre todo el mensaje del anuncio permanente y valiente de Jesucristo, y la entrega personal y comunitaria a los más necesitados.